Viernes 13, 21:30

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VIERNES 13 de enero – 21:30

Mientras Isak revisaba la cantidad excesiva de mensajes que había intercambiado con Even desde el jueves de la semana pasada, se sorprendió al escucharse reír del contenido que aparecía en la pantalla de su celular.

A esa altura le resultaba difícil no detenerse con cada uno para ver de qué se trataba, obviando los mensajes que, en su momento, le habían parecido tiernos o apasionados de su parte y ahora no hacían más que sonrojarlo frente a todas las personas que viajaban junto a él en el micro.

Sin embargo, entre los primeros mensajes enviados durante el mediodía del jueves pasado, Isak encontró uno que lo desconectó de la realidad y lo llevó a recordar todos los acontecimientos que le siguieron hasta llegar a donde él se encontraba en ese instante.

***

Esa mañana cuando dejé la habitación de Even, que seguía durmiendo, me encontré con sus padres en el comedor. Ellos me vieron vestido de pies a cabeza con la ropa de su hijo, pero no me confundieron con él. Tampoco comentaron nada, sólo preguntaron con la misma educación de siempre si quería algo para desayunar.

Tardé en responder. Me había distraído pensando en que acababa de perder la única oportunidad que tenía para excusarme y decir en voz alta que mi ropa estaba sucia. Probablemente a esa altura creando vida microscópica en su interior.

Finalmente, negué con la cabeza, prefiriendo ahorrar por adelantado cualquier situación incómoda que pudiera llegar a surgir. Sin ser consciente que, a pesar de haber actuado así, a medida que pasaba el tiempo me iba acercando a otra.

En el patio de la escuela las miradas de reojo me hicieron sentir más pequeño de lo que Even me hacía sentir cuando estaba a su lado.

Y nunca supe muy bien si se debía a la ropa que estaba usando o a los rumores en los que me habían involucrado, muchos de los cuales todavía desconozco hasta el día de hoy.

Me tomó muy poco tiempo localizar a los chicos, y ellos se sorprendieron al verme con el abrigo de Even, el mismo que casualmente él había usado el día que se conocieron todos entre sí. En las escaleras.

Creo que la única razón por la cual no me acribillaron a preguntas fue porque acordaron no hacerlo. Y fui yo el que se sinceró, les conté todo lo que había sucedido, desde que desaparecí para ir a buscar a Even durante el almuerzo, hasta la llamada de Eskild.

Jonas fue el primero que se animó a romper el silencio una vez que acabé de hablar. Él me preguntó si de verdad me iba a quedar a clases todo el día. Su intención era mandarme de nuevo a casa, o a la casa de Even.

Sé que no lo hacía con malas intenciones, pero me acuerdo de haberle cortado en medio de una oración, lo que no recuerdo es cuál exactamente. Le dije que Even había resultado herido, sí, eso era verdad, pero que ya no necesitaba de tantos cuidados. No como la primera noche. Ya se sentía mejor y la hinchazón de los dedos había quedado atrás.

Lo que no les dije en voz alta fue, quizás, la razón con más peso de por qué prefería asistir a clases en vez de quedarme otro día más vigilando a Even de cerca.

Tengo que acostumbrarme a esto, por más feo y doloroso que se ponga. No puedo dejar que cada episodio depresivo o maníaco me afecte anímicamente también.

Esta vez fue diferente, Even dejó que me quedara con él, pero tengo que estar preparado cuando no sea así y no me quiera a su lado. No tengo que dejar que mis emociones me confundan, por más difícil que sea.

ISAK + EVEN » SkamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora