Jueves 29, 13:13

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JUEVES 29 de diciembre – 13:13

La timidez que Isak sentía acerca de su cuerpo había sido insoportable los primeros diecisiete años de su vida, ni siquiera sus padres, que intentaron hasta lo imposible para que su hijo venciera la vergüenza acerca de algo tan natural para ellos, fueron capaces de conseguirlo.

Hasta ese momento, nadie había llegado a hacerle sentir tan confortable consigo mismo, bueno, ciertamente, nadie hasta que conoció a Even.

Este era el pensamiento que lo desconectaba de la realidad a Isak mientras se encontraba completamente desnudo (y solo) en la cocina de una casa que no era la suya. Se dio cuenta, con una taza de café entre sus manos y apoyado al borde de la mesa, que a esa altura estaba comenzando a disfrutar de la seguridad que había adquirido de repente.

Estaba distraído tanto con todo eso que no se dio cuenta hasta pasado un buen rato que su novio se había despertado y detenido junto al refrigerador, sólo la luz que iluminó la cocina a oscuras pudo traerlo de vuelta a la realidad. No pudo evitar sentirse como un pésimo novio, y la idea de que Even pensara que lo estaba ignorando era intolerable.

A pesar de todo lo que habían hecho la noche anterior.

—Preparé más café si... —su voz fue perdiendo intensidad hasta convertirse en silencio.

Antes de hablar, se había apresurado a bajar lo que restaba de su taza y dejarla junto a los platos sucios. Cuando se dio cuenta, Even ya estaba a punto de salir nuevamente de la cocina, periféricamente Isak lo había visto sacar una botella de agua y beber del pico.

—Me voy a bañar. —sentenció el Elvis rubio.

Isak, sin perder tiempo, hizo ademán de atravesar la cocina hasta donde su novio seguía de pie.

—Te acompaño —fue lo que agregó, de pie a una distancia considerable.

—No.

Casi pudo sentir cómo la frialdad de la voz de Even le recorría la espalda.

—No puedo hacerlo otra vez. —añadió, dejando flotar las palabras en el aire.

—¿Por qué? —se sorprendió al escucharse pensar en voz alta.

Desnudo igual que él, en ese momento Isak quiso pensar que sólo se trataba del típico estado de mal humor al salir de la cama, y no de un episodio depresivo.

—Mierda, Isak, es porque no puedo controlarme cuando te tengo así.

No supo qué responder así que prefirió quedarse callado. Lo cierto es que se miraron fijamente hasta que Even por fin salió de la cocina y se encerró en el baño. Sin embargo, y mientras Isak seguía clavado en el mismo lugar, Even volvió a abrir la puerta sólo para gritarle a Isak, con un tono de voz completamente diferente, que no perdiese el tiempo y que se preparara para salir.

***

Sin entender nada de lo que había ocurrido anteriormente, Isak se vistió con la ropa que tenía puesta desde el día anterior y esperó a que su novio hiciese lo propio. Cuando salieron de la casa, a Even se le cayó tres veces la llave de la puerta antes de poder echarle el cerrojo al fin.

Fue anotando mentalmente todas estas pequeñeces para después poder enviarle un mensaje a Sonja. No le había dicho a Even todavía pero a veces se hablaba con ella para pedirle consejos acerca de cómo tratar con el trastorno. Isak se excusaba repitiéndose una y otra vez que Sonja era una mejor fuente que Wikipedia para esto.

Even tomó de la mano a Isak enérgicamente y tiró de él calle abajo, hacia la ciudad. Al principio estuvo medio reacio a esto, ya que ahora se encontraban en público y era de día. Él no podía pasar por alto o ignorar tan bien como Even a las personas que dejaban de hacer lo que estaban haciendo y dirigían sus miradas hacía ellos, una pareja gay.

ISAK + EVEN » SkamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora