ISAK + EVEN » Skam

Domingo 1, 03:33

DOMINGO 1 de enero – 03:33

—Tu corbata, se está desarmando.

Sin dejarle tiempo a Even para que lo compruebe por sí mismo, Isak la rodeó con ambas manos y se la desajustó.

—¿Vas a hacerlo de nuevo?

—Nei. —respondió con ímpetu mientras dejaba caer la prenda al suelo.

Even siguió con la mirada el trayecto que había hecho la corbata cuando de pronto sintió algo húmedo en el cuello. No se dio cuenta que también le había desabrochado el primer botón de la camisa, dejando al descubierto toda la zona que ahora empezaba a llenarse de los besos de su novio.

La escasa distancia que había entre los dos ya no existía.

Isak había pegado su cuerpo junto al de Even, que era capaz de sentir el perfume casi identificable en comparación al resto de los olores muchísimo más fuertes que se habían ido impregnando en la piel y en la ropa durante el transcurso de la fiesta.

Mientras Even introducía sus dedos dentro de la cabellera rubia de su novio, Isak acompañaba los besos en el cuello con suaves caricias que fueron descendiendo lentamente hasta llegar a la altura de la entrepierna.

Isak no dejó de masajear el miembro por encima del pantalón al mismo tiempo que escuchaba los primeros gemidos que salían de la boca de Even, sin embargo, al poco tiempo, sintió como unos dedos le rodearon la muñeca y le apartaron la mano.

Automáticamente los besos se detuvieron.

—Creo que no deberíamos hacerlo...

Confundido, Isak se apartó sólo un poco para mirarlo.

—¿Por qué no?

Even abrió la boca para contestar pero las palabras no salieron. Ni él sabía muy bien por qué no debían continuar con lo que estaban haciendo.

Finalmente, respondió con algo que poco después le parecería más una excusa que algo de lo que temiera de verdad, pero que en ese momento le pareció lo más acertado para decir: Alguien podría entrar.

Cuando Isak lo escuchó no pudo evitar sentir ternura por la manera en la que se lo había dicho, tal vez, pensó, se trataba sólo de saber algo que Even no sabía.

Él había cerrado la puerta con llave.

—Está bien —le dijo sin emoción alguna, haciendo puntas de pie para darle un rápido beso—. Pero, antes de salir, tengo que ayudarte con eso.

De acuerdo, Even tragó saliva y asintió con la cabeza al mismo tiempo.

Sin romper el contacto visual, Isak llevó las dos manos al pantalón de su novio, soltó la hebilla del cinturón con facilidad y bajó el cierre. Lentamente, ahora él fue descendiendo hasta quedarse de rodillas, y mientras lo hacía, fue depositando apasionados besos a la altura del abdomen.

Por su parte, Even había llevado las manos a la cabeza de Isak, entrelazando los dedos de una entre el cabello mientras que con la otra le acariciaba la nuca.

Isak, paralizado por el contacto de las manos de su novio, pegó los labios medio entreabiertos a la pelvis, cerrando los ojos y dejando que la sensación de placer le recorra hasta la parte inferior de la espalda. De fondo, podía escucharse como su propia respiración, pegada a la piel de Even, iba causándole estragos.

Esto último fue lo que lo llevó a recorrer con la lengua desde la pelvis hasta el elástico del bóxer sin apartar los ojos de los de su novio. Deseó guardar en su memoria para siempre la imagen de la sonrisa que se le había dibujado, entremezclada con la excitación que su mirada le trasmitía.