ISAK + EVEN » Skam

Lunes 6, 11:51

LUNES 6 de febrero – 11:51

Faltaban todavía algunos minutos para que comenzara su próxima clase, pero Isak ya se había adelantado y esperaba sentado en silencio, como si fuera parte del mobiliario de un aula que, a excepción de él, permanecía completamente vacía.

Cuando Sana entró, no mucho tiempo después, lo hizo con una oración entera formada en la cabeza. Segura de que Isak apenas se había percatado de su presencia, o de cualquier otra cosa que estuviese ocurriendo en la escuela ese día.

—Más temprano, durante la primera hora te expliqué algunas cosas, ¿prestaste atención? —interrogó ella, tomando asiento a su lado y dejando caer su bolso sobre la mesa.

Isak, que había mantenido los ojos clavados en uno de los árboles más altos que se alcanzaba a ver desde la ventana, dio media vuelta para estar frente a frente con Sana e, intentando parecer menos culpable, arrugó la nariz y esbozó una media sonrisa.

—No lo sé, ¿sí?

—Lo tengo —dijo más para sí misma que para Isak—. No prestaste atención en absoluto. Tiene que ver con la obra, ¿no?

—Tal vez —respondió mientras se llevaba una mano a la cara para frotarse los ojos—. No estoy seguro de si pueda involucrar a los chicos en esto, a pesar del favor. Y creo que empiezan a notar que estoy ocultando algo.

—¿Quiénes? ¿Even?

—No... hablaba de Magnus. Pero ahora que lo mencionas, puede que él también se esté dando cuenta de algo.

Sana escudriñó a Isak con la mirada.

Algo en su actitud le decía que sus palabras del viernes pasado lo habían condicionado al tal punto de temer recibir una respuesta negativa de sus amigos y no asegurar el éxito de lo que Noora había escrito con tanta dedicación.

—Isak, entiendo que sientas alguna clase de responsabilidad en pedirle a tus amigos ser parte de la obra, pero tu participación no es un secreto. Podías haberle contado a Even y conseguir algo de ayuda para convencerlos.

—No lo había pensado así... simplemente los últimos dos días me la pasé evitando el tema. Hasta hoy.

La joven sonrió ante la respuesta de Isak, y por la forma en que parecía funcionar su cabeza.

—La razón por la que pensaste que se está dando cuenta de algo es sólo porque, de hecho, espera a que se lo cuentes, él ya lo sabe. Le pregunté si podía ayudarnos con la dirección.

Isak se quedó algunos segundos con la boca abierta, pero se recompuso rápidamente para quitarse la duda de encima.

—¿Y qué te dijo?

—Que sí, por supuesto. Habló con Noora y le pidió permiso para meter algunos detalles de preferencia, pero como los libretos ya fueron impresos y estamos cortas de tiempo, se conformó con poco.

—Supongo que sabía que él haría algo así, después de todo —dijo, animándose un poco más.

—Así es. Y en cuanto a Magnus, quizás Vilde ya se lo preguntó —se encogió de hombros, serenamente.

—¿Quizás?

—Sí, creo que empieza a existir algo serio entre los dos, ¿él también habla todo el tiempo de Vilde?

No respondió, pero el silencio y la sonrisa que se le dibujó en el rostro fueron más que suficientes para Sana.

—Okey...

Mientras ella rebuscaba algo en su bolso, Isak notó que muchos de los alumnos con los que compartía aquella clase empezaban a aparecer.

—Toma, es necesario que lo leas entero para el sábado por la mañana. —dijo y le entregó lo que parecía ser uno de los tantos libretos que seguramente llevaba en el bolso.

—¿Primer ensayo un sábado por la mañana? Realmente estoy empezando a arrepentirme.

—Ni lo pienses, voy a enviarte los detalles del ensayo por mensaje cuando esté confirmado por completo. Pero hay algo más, y no tiene nada que ver con todo esto.

—¿De qué se trata?

—Estoy segura de que Noora todavía no te lo ha dicho porque cree que podrías molestarte o algo parecido, pero ella necesita de vuelta su habitación en un futuro próximo.

En ese momento, la profesora entró al salón y saludó vagamente, cerrando la puerta a su paso y distrayendo a los dos jóvenes.

—Ya pagué este mes de renta, lo siento — susurró segundos después mientras veía como Sana bajaba su bolso de la mesa.

—Sí, lo sé, sólo estoy intentando evitarte el estrés. Te lo digo ahora así tendrás más tiempo para buscar un lugar donde quedarte.

—Gracias, Sana —añadió por último, acomodándose en la silla y finalizando la conversación.