Miércoles 4, 15:58

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MIÉRCOLES 4 de enero – 15:58

Sobre la misma mesa donde habían cenado todos juntos el pasado 17 de diciembre ahora yacía la computadora de Even.

La música que salía de ahí, era la encargada de llenar los espacios vacíos mientras Isak, de pie frente a Even, (que estaba sentado), abría un botiquín de primeros auxilios.

Eran sólo ellos dos en la casa y fue la madre de su novio la que le había dejado el botiquín cerca más las instrucciones que debía seguir para curarle.

Él, que nunca había hecho nada parecido en su vida, le pidió a Even que levantara la mano izquierda, la cual tomó con cuidado, como si fuera a romperse de hacerlo bruscamente.

Even siguió atentamente los movimientos de Isak, cuando acercó exageradamente la cara a su mano para controlar las heridas, las cuales él notó con anterioridad que habían sanado muy rápidamente. También vio cómo Isak buscó algo dentro del botiquín, lo que más temprano que tarde descubriría que se trataba de unas tijeras para cortarle el vendaje.

—¿No es algo deprimente Radiohead? —preguntó Isak. No quiso condicionar a Even por la música que había elegido para escuchar, pero no se le ocurrió otra forma de empezar una nueva conversación. No mientras él luchaba con las tijeras.

—A mí me gusta Radiohead —respondió Even, encogiéndose de hombros y acercándose al plato con galletas que Isak le había traído minutos antes—. Aunque suene triste.

Isak vio periféricamente lo que había hecho su novio y silbó antes de hablar, olvidándose de su intento de conversación anterior.

—Evi, no deberías agarrar comida con esa mano, el yeso no se cambia tan frecuentemente como las vendas.

Sin esperar una respuesta, tomó una botella de desinfectante y empezó a limpiar la mano mientras Even masticaba.

Los dos habían salido de la cama pasado el mediodía y esta vez había sido Isak el que vio despertar a Even. Lo notó tranquilo, sin embargo, cuando Isak le preguntó si quería comer algo se negó, diciéndole que no tenía apetito, a pesar de lo que el doctor le había recomendado para que los huesos de la mano curasen más rápido. Una dieta donde predominaban los alimentos con calcio y hierro, esto último más por la cantidad de sangre que había perdido y por la anemia que al parecer sufría desde hace algunas semanas.

—No hace falta que la cubras otra vez. El doctor dijo que con un par de horas estaba bien —añadió minutos después, cuando vio que Isak estaba por envolverle la mano con vendas limpias.

Isak guardó todo de nuevo en el botiquín y se sentó en la silla que estaba frente a la de Even.

—¿Puedo tomar prestada tu laptop? Tengo que revisar mi casilla de mail para... —explicó, callándose a media oración cuando Even asintió automáticamente con la cabeza, para acto seguido levantarse.

—Voy a buscar algo, ya regreso —dijo el más alto, antes de desaparecer.

Durante los próximos minutos Isak revisó su correo para darse cuenta que, efectivamente, Eskild había cumplido al pie de la letra con su palabra y le había pedido a Jonas que le enviase toda la tarea de Even y la suya. No era mucho en realidad, para ambos sólo se trataba de textos para leer y resumir.

Cuando Even regresó al comedor lo hizo con un cuaderno que reconoció como suyo. En silencio, se sentó una vez más en la silla y apoyó todo con la mano ahora sana.

—¿Y eso? —interrogó.

—Lápiz y papel, voy a dibujarte —dijo, llevándose la punta del lápiz a los labios.

ISAK + EVEN » SkamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora