Capítulo 6

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Toc. Toc. Toc.

-¡Venga, bella durmiente!- chilló Bea desde arriba y salto con mucha habilidad, hacia el suelo de mi habitación.
-¡Calla!- y le tire mi almohada hacia su cara. Pero esquivó la almohada
Hoy haremos turismo por mi casa- y se tumbó de golpe en la cama a mi lado.
¿Que hora es?- mire el reloj, eran las diez y media. Bea llevaba un peto vaquero y una camiseta ajustada negra muy corta, su pelo rubio estaba despeinado y la raya a un lado.
Vamos- dijo con un tono de desesperación- ¡Cámbiate!- dijo Bea.

Tenía que estar cómoda, me levante de la cama y me dirigí hacia el armario.
- Bueno, yo me voy sube cuando acabes, ¡Ah! Y no hagas la cama, piensa que si no le quitarías el trabajo a María- dijo Bea, como si fuera lo más normal del mundo.
Escogí unos leotardos negros y una sudadera gris de mi hermano, no me puse pantalones, ya que la sudadera me llegaba hasta las rodillas, me dirigí a un tocador que tenía la habitación, peine mis cabellos negros intentando potenciar mis mechas con un poco aceite de yemas de huevo, si, es asqueroso, pero funciona muy bien, recogí mi cabello en dos moños altos al lado de las orejas, me hice la raya del ojo, guarde mi poco maquillaje en el pequeño neceser, cogí mi móvil y lo guarde en una de los bolsillos de mi sudadera.

Subí las escaleras y allí me encontré a Bea y a Mike hablando con Nico. Me acerqué y me coloqué en el lado de Nico
-Buenos días- me dijo Mike con la sonrisa más radiante y bonita que pueda tener un ser humano.
-Vamos Girasol, que me estoy muriendo de hambre- dijo Nico con una sonrisa igual o mejor que Mike y me tocó la mano ligeramente para acompañarme al comedor.

*Flashback*

-Nico, me puedes pasar la muñeca Primavera, por fi- dijo una niña con el cabello rubio como los girasoles en verano, si, ya sé que es una comparación un tanto... extraña.
-Claro girasol- dijo con un niño con los cabellos pelirrojos.
-Nico, Girasol, podéis venir al despacho de la madre de Margo- dijo una voz ronca des de el lado opuesto del pasillo.
-¡Vamos!- Nico agarró mi mano y empezamos a caminar hacia el despacho de mi madre.

*Fin del Flashback*

-Margo, Margo, ¿estás bien?- la voz sonaba distante, note como me apretaban al mano.
-¿No está muerta, no?- dijo una voz muy familiar cada vez más cercana.
-Bueno pues le daré un beso haber si despierta- era la misma voz, notaba una respiración a mi lado, cada vez más cercana, más.
-¡No!- dije y abrí los ojos, Nico estaba tan cerca que le podía ver sus poros-¡Aparta!- dije intentando no sonar demasiado fría. Pero antes de que pudiera reaccionar, Nico me besó en la mejilla.
-¿Que ha pasado?- pregunte como una imbecil, me sentía un poco confusa.
-Te has desmayado, tonta- dijo Bea y me ayudó a levantarme dándome la mano.
-Tengo hambre- afirme, ahora sí que había quedado como una tonta, todos me miraron sin mover un músculo y empezaron a reír como locos, entonces, me uní a ellos.
Venga- dijo Mike que aún no había hablado- Que yo también tengo hambre- y me agarró la mano, era muy extraño, la sensación de coger una mano más grande que la tuya, menos delicada...

Al final del pasillo, habían dos puertas de color bronce con pequeños detalles, Mike empezó a caminar un poco más rápido y dejó mi mano, cuando iba a poner-la en mi bolsillo note otra mano, pero era más pequeña y con menos callos me giré para ver de quién se trataba, suerte, era la mano de Bea. Mike empujó las puertas y dejaron ver una estancia, de color crema, con una mesa kilométrica y un montón de sillas.
-Solo una silla valió miles de euros- dijo Nico susurrando que ahora se había colocado a mi lado izquierdo-La mesa ni te cuento, es el único experimotonocis. Más simple, un roble exportado de hawai, el único roble que habrá en toda la historia del mundo, de hawai.

Bea atravesó la estancia corriendo, dio la vuelta a la mesa y se sentó en la silla más cercana de la puerta. Mike al lado contrario y Nico a su lado, supongo, que debía hacer toda la vuelta a la mesa para sentarme al lado de Bea. Justo cuando me senté en mi silla, apareció una mujer.

-¿Que les gustaría para almorzar ?- preguntó la mujer con los cabellos blancos y los ojos grises-Hoy tenemos creps, bocatas, fruta, fuente de chocolate...-
-Katharina, un poco de todo- respondió Bea cortando a Katharina y con indiferencia.
-Si, señorita, con permiso- y se dirigió hacia una puerta blanca.

Foto: La chica girasol con su muñeca Primavera.

¡¡Hola!! Hacía tiempo que no escribía un capítulo, así que aquí tenéis uno súper largo. Espero que os guste esta parte. ✨✨

Alemania, una historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora