Vida.

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Una vez la vida me golpeó tan fuerte que me doblé hasta las rodillas. La muy cobarde me dejó en el suelo y volvió a golpearme un par de veces.
Mucho tiempo me llevó ponerme de pie, aunque los moretones aún me acompañan.
Tantas veces pensé en ponerme fuerte para poder golpear como nadie. Pero entonces lo entendi: no importa que tan fuerte golpeas, sino que tan fuerte pueden golpearte; y nadie golpea más fuerte que la vida.
Y si una vez te golpearon, sabrás que no debes golpear a nadie. Debes dejar de temer que la vida te someta en un retorcido juego. Debes ser libre y recistir.
Nunca debes dejar de aguantar, porque la vida nunca dejará de golpearte. Debes recistir, recistir mientras avanzas y nunca dejar de avanzar.
Y cuando la vida te haya curtido lo suficiente debes ponerte de pie y dejar de lamentarte. Ya no podrás culparlo a él, a ella ni a nadie de tus fracasos. Porque tú serás fuerte, y podrás lograrlo todo.

Epifanía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora