Prólogo

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No muy lejos escuché ese débil agotamiento, ese «HERMOSO» sonido que emanaba de su boca. ¿Cómo demonios lo escuché? No lo sé.
Era Vaney. ¡Joder! Realmente estaba cansada.
—¡Sam! Lo maté, ¡LO MATÉ! -gritó cuando me encontraba a centímetros de ella.

No sé que me pasó en ese instante, pero pregunté lo típico.
—¡Cálmate! ¿A quién mataste?

—Pues... Pues... ¡A Dan! -Casi sentía como mis ojos se apagaban.

—¿QUÉ HAZ HECHO? -De nuevo a los gritos.

—No podía dejarte ir, no supe que hacer. ¡Lo juro!

Mis ojos ahora inundados de recuerdos, de recuerdos de los buenos.
Caí al piso, me senté y coloqué las manos sobre mi cara.
Vaney se acercó demasiado, al límite de tener su nariz pegada a la mía.

—Me dijo que quería irse contigo. No me preguntes a dónde, porque no lo dijo. Entiende, no podía dejar que te fueras. Te necesito cerca de mi. Para mi.

Me dí cuenta que sus labios se encontraban muy cercanos a los míos.
—No tenías que hacer eso, lo amaba como a nadie.

Se separó demasiado de mí, hasta poder ver bien su rostro.
—¿En verdad? ¿Crees que no he visto como me mirás? ¿Piensas que soy estúpida o algo así?

—En este momento lo creó.

Ella me tocó la barbilla solo con dos dedos.

—Me deseas tanto como yo a ti. Así que, un gracias no estaría mal.

—¿Qué mierda piensas? ¡Mataste a mi novio!

—Un día me dijiste que no lo amabas.

—¡Joder! ¡Te odio!...

PAREMOS, deben de conocer la historia completa.

Para mi, tu y yo, siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora