Capítulo 2: ¿Cita?

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Ya en casa tenía que dejar de pensar en esos chicos guapos y bueno, esa chica.

-Princesa ¿Cómo te fué?

-¡Madre!

-Esta bien, está bien.

-Todo genial para ser el primer día. -sin incluir las interrupciones.

-¿Bajas para comer?

-Si.

Cuando cerré la puerta de mi cuatro me acordé de Dan, ese chico si que flipa. Y Felipe es ese tipo de chavo que cualquier tia quiere.
Me recosté en la cama con los audífonos puestos, y me llegó a la mente Vaney ¿Por qué? Ni siquiera yo sabía.

-¡Cariño! Todo listo -era mi madre. En todas las comidas era como «familia perfecta» eso ya me está llegando a tope.

Acabando de comer subí a mi cuarto a dormir, pero alguien interrumpió mi sueño. En mi celular tenía un mensaje de Felipe.

6:00 AM: «¿Todo bien con el tipo ése?»

¡Joder!, dormí todo el día.

Entre al salón de clases, había pocas personas. Me senté en mi silla y ahí estaba ella, hermosa, era fácil acostumbrarse a su belleza.

-¡Hola! ¿Cómo estas hoy? -sus ojos parecían balas.

-Bien Vaney, gracias -me costaba mucho mirarle.

-¿Quieres comer conmigo en receso?

-Lo siento amiga estará conmigo 
-dijo Dan.

Y por supuesto quería ir con Dan.

-En verdad lo siento Vaney -dije con pena.

-¿Mañana?

-Cariño estará conmigo -gritó
Felipe.

-Vaney no lo sé, yo te digo mañana -frustrada de que Felipe decidiera por mi.

En ese momento Vaney se apartó muy molesta.

Había mirado a Dan.
-¿Y tú? ¿Qué te crees?-le dije molesta.

-Lo siento, pero ya aceptaste -dijo sacando a entre lucir esa bella sonrisa.

-¿Y si quería ir con Felipe? -creo que mi sarcasmo no funcionaba con él.

-Pues a él no le dijiste nada.

-Jodete.

-Tú igual.

Soy ese tipo de chica que no le importa decirle groserías al chico que probablemente le gusta, demonios así soy.

Ya era receso y me tardé para salir, no quería que viera que necesitaba estar con él.

-¡Niña! -gritó.

Me agarró de la cintura, y para eso tuve que dar un brinco del susto, pero al mismo tiempo me volteó y me jalo hacía el.
-¿Nos vamos?

¿Quien quería irse?

-Vamos -dije aún asustada y roja de la cara.

-Pues vamos -dijo Dan con cara de tonto.

Nos sentamos en la mesa en donde estaba el día anterior, nuestras miradas se encontraban casi todo el tiempo, y eso hacía que me sonrojara.

-Entonces... ¿Felipe?

-¿Aja? -le respondia mientras veía mi rebanada de pizza.

-¿Te gusta o algo por el estilo? -buscaba mi mirada.

-Es realmente atractivo -trate de que eso no se viera y oyera mal.

-Mmm -ya estaba serio.

-¿Te importa?

-¿Qué? ¿El que Felipe te guste?  -sus ojos los veía un poco cansados.

-Mira esto, el chaval creé que me gusta.

-¿Quieres que te lleve a casa después de la escuela? -dijo un poco sonrojado.

-Aja -mis "Sí" eran "ajá".

Cuando entramos al salón, Vaney se veía aún molesta y Felipe asombrado.

Seguía geografía, pero yo dormía con los ojos abiertos. ¿Eso se puede?

-¿Sam? Es hora de irnos -dijó con voz burlona.

-En... ¿En serio? -yo respondiendo mientras me presiono los ojos.

-¡Vamos niña! -gritaba Dan.

En el coche había una especie de silencio ensordecedor.
Las mochilas estaban en los asientos de atrás, mi mano iba directo hacia la radio, pero decidí desviar la trayectoria y sacar el móvil de mi bolsillo y encenderlo, puse mi playlist.

-Esa es realmente buena -su mirada estaba tan concentrada en el camino que parecía que jugaba con el.

-Si supongo -el paisaje era hermoso, muchos árboles.

El móvil de repente no seguía con la música y en la pantalla...
Felipe:
«¿Salimos hoy?»

La mirada de Dan se desconcentro, miró hacía mi teléfono. Orilló el auto, tomó el móvil y texteo:
«Amigo ¡lo siento! Estaré ocupada.»

-¿En? Si se puede saber -creo que eso era bueno.

-¿En? ¿Aún no entiendes? Saldrás conmigo, ¿Hacía la izquierda?

-¿A dónde? Si y de ahí todo derecho hasta una casa color crema.

-Mira primero le pido permiso a tu madre y después verás.

¿QUÉ? ¿Permiso a mi madre?

Cuando llegamos Dan estación el auto justo enfrente de la puerta, al voltear para agarrar mi mochila se acercó a mí oreja y susurró...

-Me encanta tu aroma.

Eso erizo mi piel.

Para mi, tu y yo, siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora