Miré a Ángela de un modo muy parecido a un grito sin sonidos. Ana nos estaba mirando y se había dado cuenta de mi preocupación.
- Yo puedo empezar revisando esta cama y usted se encarga de la otra.-le dijo Ana señalando la mía.
- De los colchones me encargo yo, ve mirando tú el baño.
Ana nos repitió la mirada mostrándose impotente.
Destapó las sabanas y soltó un hum cuando vio la costura en el colchón.
-¡Ana!,... ¡Ana!, ven acá, me puedes buscar en mi oficina una navaja que guardo en el cajón de arriba de mi escritorio.
A los pocos minutos regresó Ana con la navaja en las manos. La otra la tomó y comenzó la apertura. Yo reaccionaba como si fuera en mi piel donde estuviera haciendo el corte. Apartó unos grumos de algodón, cortó más con la navaja, volvió a sacar algodón y nada, no encontró nada (yo estaba más asombrado que ella misma).
- Disculpe que no se lo dijera antes, yo misma hice esa costura, fue un penoso accidente.
Ángela repitió las mismas palabras que había usado con Ana para explicar el asunto. La inspección me pareció una eternidad, la curiosidad me carcomía. En cuanto salieron las otras dos me aproxime a Ángela que al parecer todo le había resultado muy gracioso.
- ¡Imposible!, yo mismo guardé esas cosas y recuerdo que estaban bastante superficial; solo alguien muy estúpido...
- Ella no las pudo ver por qué no estaban ahí- exclamó Ángela
- ¿How?
- Cuando tú y Ana regresaron a la fiesta, recordé que había dejado el cargador de mi móvil afuera, así que me levanté para buscarlo y entonces entre en razón que para el momento, no había mejor lugar para ocultar algo que mi propio cuerpo-dijo, y se sacó de los bolsillos el celular, el cargador y el pendrive.
- Magnifico, un plan magnifico, ciertamente me dan ganas de abrasarte.
- Yo que tú me evitaría lo último, de no ser que seas masoquista, porque a mí lo que se me ocurre es que te daría una hostia inmensa.-dijo con total seriedad.
- Bueno si es así.-esta vez sí sonreí ampliamente, por fin un haz de luz en tanta obscuridad.
Al otro día me desperté con un sonido que ya casi no recordaba.
- La tele, ¿cuándo la han reparado?-pregunté entre bostezos.
- Muy temprano en la mañana David se ha pasado por aquí, ¿cómo no te has dado cuenta? Ha hecho un ruido de muerte con tanto trasto.
- Desde que llegué la tele estaba rota, pensé que nunca la repararían.
- Pues ya ves, pero no te emociones tanto que solo llega señal de un solo canal - se levantó y se dirigió al baño, recordándome que yo también necesitaba un aseo.
Eran las dos y tantas de la madrugada cuando decidimos visitar el que parecía ser el escondite de Ale. Entre tanto silencio, a pesar de las precauciones, nuestros pasos parecían explosiones de proyectiles. En el otro pasillo, muchas de las puertas dejaban ver en su umbral una línea de luz que venía del interior ¿estaban despiertos todavía? Ángela sacó la llave y sin más, abrió la sexta puerta. Todo estaba exactamente igual.
- Podemos traer la laptop para acá y luego de revisar el contenido de pendrive la devolvemos a su sitio.
- Seguro que estás listo para ver mariposas negras saliendo del capullo.-se burló ella.
- Ja, ja...
La puerta se abrió dejando una corta tregua de incognito, lo suficientemente corta como para que no nos diera tiempo ni a movernos.
- ¡¿Julia?!, que haces aquí-dije
Julia no respondió, pero tenía una sonrisa enmarcado en su rostro de piel morena.
- Yo a ti te he visto, ¿acaso no eres una de las chicas que duerme en nuestro dormitorio vecino?-agregó Ángela.
- Pero bueno, que tenemos aquí. -habló Julia por fin
- Nos has pillado, es que como en nuestro cuarto no podemos tener la suficiente intimidad...-dijo Ángela.
- Mira Julia, la verdad es que estamos aquí porque...
- ¡Carlos!- me interrumpió Ángela.
- No Ángela, no, este tema nos involucra a todos y creo que Julia merece saber lo que está pasando. La verdad es que estamos aquí porque creemos que Ale no murió por causas naturales.
- ¿Asesinato?
- Desgraciadamente eso creemos. Tras el trágico hecho, me encontré un sobre dentro de su colchón con una nota que predecía su muerte y una llave que abría esta puerta donde supuestamente estaba la clave para descubrir la verdad y dentro de la caja de resonancia del piano encontré este pendrive con las mismas siglas que usó en la nota (TIO).
- ¿Y ahora?, ¿Qué están haciendo aquí ahora?
- Vamos a revisar el pendrive, nos vamos a colar en la habitación de Andrés y vamos a tomar por unos minutos su laptop, gracias a que su cuarto es el de al lado y se comunica con este.- continuó Ángela.
- No pueden.
- ¿No podemos?-dijimos al unísono Ángela y yo.
- Desde hace unos días no logro conciliar el sueño tan fácilmente, y todavía estaba despierta cuando escuché sus pasos, entonces decidí seguirlos y mientras esperaba unos minutos hasta que llegaran a su destino, pude notar ruidos sexuales que venían del cuarto de lado; así que, ¡no pueden!
- Hum, con que Clarissa lo está visitando de nuevo- musitó Ángela.
- ¿cómo?
- Nada importante Julia, nada importante.-dije para evitar la vergüenza de que Ángela contara lo que habíamos visto y como lo habíamos hecho (Ángela se echó a reír).
Los tres abandonamos la madriguera y nos repartimos en nuestros respectivos cuartos. Sin encender las luces buscamos nuestras camas y nos acomodamos. A tientas busqué en mi bolsillo para comprobar que el pendrive todavía estuviera y al hacerlo...
- ¿Ángela, sigues despierta?
- Si, ¿Qué pasa?-dijo despectivamente.
- Creo que hemos hecho mal contándole a Julia.
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La Mariposa Negra
Misterio / SuspensoPalpitante, acida, esa luz en mis ojos me enferma Recordándome los daños de lo estéril Sumiéndome en palabras que nadie dice y todos piensan Y si cierro la puerta, si las ventanas cubro, Si esos últimos ases de esperanza los destruyo ¿Qué sabor tend...