NO ME CANSO DE MIRARTE 《Shirayuki × Obi》

Capítulo 3

Ninguno de los dos dijo nada. Sólo se escuchaban los pájaros y el relinche del caballo.

Me largué a reír. -Es obvio que eres una gardenia señorita. Eres blanca y el sol puede quemarte...-dije regañándola.

Me miró confundida, luego entendió lo que dije y carcajeó. -Tienes razón, ¿Sigamos? -asentí con una sonrisa forzada.

Pasamos el prado de flores y la señorita recogió las plantas necesarias. Mientras íbamos de regreso, el sol se estaba escondiendo y ambos estábamos cansados...aunque no hice nada.

Contemplando la hermosa vista, sentí el peso de la señorita en mi espalda, volteé a verla, estaba con sus ojos cerrados.

Vergonzosamente, mi corazón y mente estaban llenos de ella.

No quería admitirlo

No.

Porque sería penoso, no ser correspondido.

''En este momento te tengo conmigo, pero no eres mía.

Todo lo que veo, respiro y siento, me recuerdan a ti.

Es momento que deje atrás todo sentimiento que nunca podrás corresponder,

porque eres de otro, perdí hace mucho''.

Pensaba en el camino. Era absurdo. No era ningún romántico, hasta me daba risa, que esta señorita haga cambiar el corazón de un gato callejero...Pero el amo era mi prioridad ante todo, y quería que ambos fuesen felices.

Ya estaba por anochecer, cuando llegamos al castillo nos recibieron los guardias, que estaban mirándose el uno al otro.

-Parece que se divirtieron -dijo uno.

-Quien sabe -bromeé.

-Gracias, Obi. Cualquier favor que tengas, no dudes en pedírmelo -me sonrió y entró.

-Cómo no -le sonreí he hice el gesto de despedida-. Buenas noches.

Me devolví hacia afuera con mis manos detrás de la cabeza, no quería ser interrogado pero era inevitable.

-Señor Obi, ¿Dónde va tan tarde? -dice uno de los guardias.

-A pasear.

Sin más que decir, me puse mi banda en la cabeza y mi bufanda. Salté y me desplacé por los arboles hasta llegar a cierto punto para descansar. No extrañaba mi antigua vida, pero sí era emocionante hacer lo que quería.

Me recosté en una rama y me quedé dormido.

Escuché ruidos de unos hombres, no tenía la intención de mirar hacia abajo. Saqué una manzana del árbol y la comí mientras escuchaba a estos tipos.

-Mañana en la mañana interrumpiremos en el invernadero del castillo, conozco una entrada secreta.

-¡¿Eh..?! ¡Pero jefe!

-¿Pero jefe qué? Nos llevaremos a la chica.

-P-pero... ¡Los príncipes nos matarán si es que se enteran!

-Hay un solo príncipe. El otro idiota viajó con sus sirvientes -se unió otro más en la conversación.

No me impresionaba el plan de estos, eran realmente patéticos. ''¡Andando!'', escuché cuando mascaba mi último trozo.

Salté frente a ellos sobándome el hombro. -Vaya, vaya... Caballeros, me temo que su arduo viaje llega hasta aquí.

-¡¿Quién eres?! -dijo uno amenazándome con una espada.

-Ah... Perdón, no me presenté -carcajeé-, mi nombre es Obi y... No pasarán.

-¡No me vengas con tonterías!, ¡Ataquen! -varios hombres salieron detrás de él y de los árboles.

Me tenían rodeado. Atiné a saltar y lanzar mis shurikens. Sigilosamente, me puse detrás de uno noqueándolo y robé su espada. Ahora tenía que deshacerme del resto que eran al menos unas veinte personas.

Esquivé las espadas tan rápido como un gato, atacaba al instante. Quince, diez, ocho quedaban. Cuando ya nadie estaba parado, bajé la guardia y suspiré.

...Grité.

Me enterraron una espada por la espalda, otro me agarró del cuello y me golpeó la cabeza, luego me dejó caer. Estaba paralizado por el dolor, el pasto se humedecía por la sangre... Ellos se estaban marchando, y no pude hacer nada.