Capítulo 12

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Pasó mucho tiempo desde que me quedé en Tanbarun. Antes de que volviera al clan, me reencontré con un integrante de éste. Me ofreció volver. Yo no tenía la intención, pero estaba tentado. No tenía donde quedarme, tampoco tenía dinero. Aunque al aceptar, sabía que sería el Obi que solía ser antes de vivir en el Castillo. Y era mala idea, porque me había redimido de mi pasado; había cambiado para bien, para no decepcionar a los demás, pero me di cuenta que ya no estaba más con ellos. Entonces acepté con inseguridad y él me llevó a una guarida que quedaba a las montañas de la cuidad. El lugar apestaba a pescado y a huevo podrido combinado con alcohol. Entré cubriéndome la boca y fijándome en cada cosa que había en ese mugriento lugar.

-¡Llegué y traje invitado! -dijo lo más normal.

Aparecieron los que alguna vez traté como familia, todos se sorprendieron al verme y me hicieron varias preguntas, a lo que respondía o No con la boca cubierta. No era un ambiente ideal, pero sí el que conocía. Tampoco es que quisiera ser el mensajero del Príncipe Raj, no me agradaba.

Cuando me estaba acostumbrando al hedor, pude hablar bien. Me preguntaron en donde estuve todo este tiempo, mentí diciéndoles que trabajaba junto a un cazarrecompensa en otro país. Pero eso era el inicio, porque me asignaron una misión para jurar lealtad: robar el dinero ganado de unos ex mercenarios que compiten en las exposiciones nocturnas de armas en Tanbarun, así que bajé a la ciudad por el tal dinero. Cuando llegué me acomodé la bufanda para que sólo se me vieran los ojos, miré por todos lados en donde hacían competencias. El lugar estaba lleno de hombres macizos y las bolsas de dinero estaban a una esquina de esa zona, me acerqué sin levantar alerta y fingí ser parte de los que querían competir mientras veía que nadie me observara. Una persona chocó conmigo y salió corriendo del lugar alertando a todos, se había llevado una bolsa de dinero y dos hombres fueron a perseguirlo, me uní a ellos y los alcancé, salté por los techos de las casas viendo a aquel sujeto escabullirse por un callejón, los otros dos imbéciles ni lo notaron. Entré y corrí hacia él tomándolo del cuello, él suplicó por vivir, yo apretaba cada vez más, hasta que enterré mis dedos. Me dirigí a la guarida con la bolsa manchada en sangre. Ellos olvidaron que antes mataba gente, pero el error más grande fue olvidar lo redimido que estaba.

Desdé esa noche comencé mi nueva vida.


Hicimos un largo viaje hasta el Puerto de la ciudad de Tanbarun, necesitábamos armas ocultas, blancas y hasta de proyectil. Mi clan conocía a un viejo que los dejaba a bajo precio. Nuestra compra era clandestina. Mientras esperábamos al tipo, fuimos al mercado del puerto que quedaba cerca. Terminamos comprando salmón asado. Cuando volvimos vimos al viejo, que no parecía ser alguien violento, es más, parecía un ciudadano cualquiera. Me extrañó que hubiera gente aparte de nosotros, todos estaban cubiertos con capa y capucha. Bueno, nosotros también.

Nos dirigimos a un edificio, la cual el primer piso era una florería, el segundo era una mueblería. Buena forma de disfrazar la maldad. Llegamos al último piso y el tipo abrió un estante de libros que conducía a otra habitación, de tantas armas no pude distinguir el color de las paredes.

Me quedé viendo una daga, me pareció interesante. Quise comentárselo a mis compañeros hasta que escucho decir a uno de ellos con una espada de doble hoja:

-Éste me gustaría probar... ¿Qué opinan? -el resto aceptó y desprevenidamente me atacó, la daga impidió que me acuchillara.

-¿Qué demonios haces? -le grité enojado defendiéndome.

Seguí defendiéndome de sus ataques, saltaba de lugar a lugar esquivándolo, hasta que un movimiento hizo que me botara la daga. Apuntándome.

-Lo que debimos hacerte hace mucho tiempo. Te dimos por muerto hace años, estábamos felices hasta que llegaste.-esquivé su último ataque, rozando mi mejilla con su espada. Vi como se quebró en dos, adelante mío estaba uno de esos sujetos con capa y estaba con su espada. Volteó a verme y se sacó la capucha. Era Zen.

NO ME CANSO DE MIRARTE 《Shirayuki × Obi》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora