Capítulo 4

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Estaba congelado, mi sangre estaba seca y mientras veía el cielo, recordé al Duque Haruka salvándome mientras estaba agonizando. No me imaginaba otra segunda oportunidad, él no vendría a buscarme, nadie vendría.

''Ah... La carta para el amo'', recordé que el amo me asignó para enviarle noticias diarias, ''él debe estar preocupado''. Ya estaba por amanecer y me sentí un completo imbécil, ''la señorita estará en el invernadero unas horas más'', ''ellos deben estar allá''.

Debía avisarles a los guardias y a todo el maldito castillo, me odiaba porque era incapaz de levantarme... ''¿Por qué no estoy muerto?''

Mi vista estaba cada vez más borrosa y las lágrimas salían sin pedirlas.

Me encontraba en el jardín del castillo, no usaba mi banda, ni mi bufanda. Tenía la vestimenta formal de cuando acompañé a la señorita a Tanbarun. De lejos venía ella, tenía un vestido que hacía juego con sus ojos, también llevaba la horquilla que le regalé hace tiempo.

Tomó mi mano y caminamos... Ella estaba por delante de mí, no podía describir como se sentía su mano, mi guante lo impedía pero, era cómodo estar así.

Me llevó hasta la entrada del castillo, miré hacia dentro y estaba lleno de gente, se podría decir que la gente del Reino de Clarines estaba invitada. Todo estaba arreglado como una ceremonia. Busqué al amo con la mirada y lo vi en el balcón junto al primer príncipe, Izana.

-Gracias a todos por venir, por favor dennos su bendición -dijo el amo emocionado.

No entendía todo esto, la gente se separó abriendo paso. Yo estaba al medio de la sala y la señorita llegó hasta mí tendiendo su mano, la recibí fingiendo saber y subimos hasta el balcón. Cuando llegamos, la señorita se puso frente a él y el príncipe Izana me hizo una señal de que tomara el cojín que estaba en una mesa, tenía dos anillos.

Abrí los ojos, estaba desorientado. Se supone que estaba en una ceremonia importante y de la nada estaba acostado. Emití un sonido de queja e inmediatamente apareció alguien.

-Obi -esa persona se acercó y sujetó mi mano con fuerza mientras apoyaba su cabeza en ella, estaba llorando.

Su reconocida y quebrantada voz hizo querer abrazarla.

-¿Señorita? ¿Qué pasó con la boda?

-¿De qué hablas? -seguía llorando-. Qué alivio que estés vivo, no sé que haría sin ti -se limpiaba las lágrimas como una niña.

-¿Dónde está el amo? ¿Y la gente del Reino?

Cuando recordé todo, expliqué lo que pasó en el bosque, desde el plan de esos hombres hasta lo que me hicieron. Garack, Ryuu, la señorita, y algunos trabajadores del castillo estaban escuchándome.

-Pero, ¿Cómo supieron que estaba en el bosque?

-Cuando Shirayuki salió tarde de la sala de trabajo, escuchó a los guardias de turno que los recibieron en la entrada después de que salieran a buscar plantas medicinales, decir que Obi no había regresado. Shirayuki se quedó esperándote por mucho rato, hasta pidió un caballo para buscarte, pero fue acompañada -comentó Ryuu.

Preocupé a todos, me sentí avergonzando, pero gracias a eso la señorita estuvo ocupada dentro del castillo. Los guardias acordaron en duplicar la cantidad de vigilia en los sectores donde está el invernadero y esa tal puerta secreta, que sólo era un portón no usado hace años.

Tenía vendas por toda mi espalda y cabeza, la señorita se dispuso a cuidar de mí, así que ella me haría limpieza. Me pidió sentarme, ella se puso detrás mío y me sacó las vendas. No sabía que tenía puntos de sutura.

-Una vez que esta herida cicatrice, recién podrás hacer mayor movimiento y esfuerzo.

-Pero yo necesito moverme.

Después de esa pequeña conversación, la señorita estaba tocando cada una de mis cicatrices como si fueran algo desconocido.

-¿Estás entretenida? -bromeé.

-Algo así.

Sentir sus pequeños dedos acariciando cada parte de mí, es el mejor remedio que me pudieran dar.

-Oye señorita, ¿Puedo pedirte un favor?

-Te debo uno -me dijo entusiasmada-. ¿Qué es?

No pregunté, sólo lo hice. Quería describir la sensación de su mano al tocarla, o mejor dicho ambas. Las entrelacé con las mías, estaba sintiendo algo desconocido para mí... Algo que era suave, frágil y encantador.

NO ME CANSO DE MIRARTE 《Shirayuki × Obi》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora