CAPITULO 25: "MISTERIOS DE SANGRE"

4 0 0
                                    


El sol brillaba pesadamente desde temprano, nochebuena había llegado más rápido de lo que había pensado. Sinceramente amaba despertar con el brillo de la mañana en mi cama, que caiga en mi cara y que se reflejen en las ventanas de mi alcoba. Pero en ese año, a mi querida madre se le dio la idea de despertarnos a las 06:00 am y yo, que estaba prácticamente chino, me había acostado a eso de las 3 am la noche anterior por estar escribiendo canciones.

-Me tienen que ayudar con el pavo, con la ensalada, con los dulces y galletas, ah y también con la decoración de la entrada, solo eso me falta; explicaba mamá mientras todos escuchábamos con toda la atención que podíamos dar.

Daniel y yo decoramos tanto la puerta trasera como la principal con adornos que hasta Hércules, quien era el único despierto junto a papá, nos pasaba con su boca y a veces con sus patas manteniendo el equilibrio.

-Cuando tenga mis hijos los dejaré dormir hasta que se les pegue la regalada gana; decía Daniel mientras colocaba campanas alrededor de la manija.

+Extraño mi cama, pero lo bueno es que en la tarde tengo ensayo, el papá de Franco nos consiguió una azotea donde se ve todo Miraflores, después de almuerzo Nicole vendrá a recogerme; dije mientras me sobaba los ojos seguido de un bostezo que se esparcía por todo el lugar.

-Pero si Nicole vive en Surco ahora, ¿No crees que le conviene ir de frente hacia allá?; respondía Daniel mientras traía otra caja con adornos y era seguido por el labrador.

+Es que me ama; dije como todo muchacho enamorado.

-Ella es la incondicional y Romina es la trampa. Caray hermano, ya eres como Pablo Escobar, tienes a tu mujer pero también a tus putas; dijo en tono de broma, que demoré en entenderlo.

+En primer lugar Daniel Giuseppe; dije levantando el dedo índice izquierdo y con un tono de voz que imitaba a esas secretarias con tono agudo; +No engaño a Nicole, Romina no es puta y no es mi trampa, se podría decir que es como mi mejor amiga ahora; dije mientras estaba cargando a Hércules y colocándolo en la alfombra de la sala.

-Como digas Manuel, cuidado que seas un pillín; dijo con un extraño sonido al final que me preocupó un poco.

-¿Pueden dejar de hablar?, ya saben como se pone su madre en estos días; interrumpió mi padre, que tenía adornos por todos los brazos e incluso en la cabeza y cuello.

+Alguien se está volviendo pisado; dije y todos ahí rieron.

Pasaron las horas como un alivio para mí, y tras estar como trabajador de fábrica entregando adornos por toda la casa, ya podía respirar el aire miraflorino que se asociaba a rosas y café sin razón.

La azotea era inmensa, se veía todo ese distrito, lleno de edificios y centros comerciales siendo el parque Kennedy como el corazón de eso. Había una piscina, Wi-Fi, y un lugar determinado para jugar fulbito en una pequeña cancha de grass y una puerta de vidrio corrediza que separaba la habitación de la azotea, que cuya loza de un tono blanquesino hacía juego con las sillas donde estábamos sentados.

Ensayábamos una nueva canción, que tenía a un piano como instrumento principal y al bajo como la base:

"Tengo que admitirlo, y es que me mueves el piso,

He buscado en internet métodos para derrotar a mi ego,

Para así decirte lo que siento, eso es todo lo que quiero"

La voz de Nicole se escuchaba por todo es lugar, maravillándome tanto que casi me confundo en algunas partes. Sé que siempre exagero del cómo reacciono cuando ella cantaba, es que... era maravilloso.

CREO SOLAMENTE EN TIWhere stories live. Discover now