Capítulo 25 No es un Regalo

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—James Moriarty —susurró Sherlock Holmes, haciendo que aquel nombre resonará en la habitación.

—¿Perdón? —preguntó confuso Craig, aquel informático que des encriptó la primera USB de Samara Jones y había concluido con la segunda.

—James Moriarty —repitió—. Necesito que me busques información sobre él.

—¿Qué él no está muerto?

—Sí. Se voló los sesos frente a mí —dijo fríamente. Craig le observó asombrado—. Muy poético, pero trato de no tomarlo tan personal. Ahora, investiga la web profunda, Moriarty solía manejarse por esos lares.

—De acuerdo. Tú eres el jefe.

Ni corto ni perezoso, Craig comenzó a teclear y acceder a una gran base de datos en busca de James Moriarty. Varios minutos pasaron en donde el silencio solo era cortado por el rápido teclear del informático, hasta que decidió abrir su boca.

—¿Y tu hija? —preguntó, logrando que Sherlock se estremeciera.

Habían pasado cinco días en los que la niña no se encontraba viviendo en Baker Street.

—No es mi hija —defendió.

Craig se encogió de hombros.

—Me da igual. ¿Por qué ahora no está contigo? Toby la extraña.

Sherlock se mantuvo en silencio, al no oír respuesta Craig movió sus ojos y lo observó. Pudo ver como su ceño se fruncía y una gran tensión se formaba en sus hombros. El informático se extrañó pero también notó algo que no había visto con anterioridad en el rostro del detective, este exhibía unos ojos cansados, su piel estaba más pálida de lo usual; no se veía bien, parecía que podía desfallecer en cualquier momento.

—¿Estás bien?

—¿Por qué esa cuestión?

—Te ves mal, viejo.

—He estado muy ocupado.

—¿En qué?

—Casos... algunos pendientes, otros nuevos —dijo mientras se encogía de hombros.

—¿Lo usual en un detective?

—Sí. Lo usual.

—Ya veo —dijo mientras movía su cabeza de arriba abajo—. Pero aún no contestaste a mi pregunta.

Sherlock le observó seriamente.

—¿Por qué tu interés?

—Bueno... se ve que la protegías mucho y me extraño no verla contigo —respondió algo nervioso y retomando la vista a su teclado.

Sherlock hartado desvió su seria mirada.

Sherlock hartado desvió su seria mirada

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—Ella está bien —respondió.

Craig no dijo nada más y continuó en su búsqueda por la red, en cambio, el detective se quedó pensativo. ¿Ella estaba bien? Por supuesto, estaba con John y Mary, nada malo podría pasarle. ¿Le estarían dando sus clases? Eso quería creer. ¿Le leerán sus cuentos antes de dormir? Era una gran probabilidad. Demasiadas interrogantes inundaban su cabeza no solo este momento, sino durante todas estos días. Su cabeza, más allá de sus casos, se llenaba con las incógnitas del bien estar de la niña, y eso le atormentaba y para nada le gustaba. A pesar de que en el fondo asimilaba que la niña no estaba en Baker Street, porque estaba con John y Mary, no quería formarse una idea de cuando la tía llegará a Londres.

La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora