Capítulo 41 Cenizas y Fantasmas

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Sobrevive, debes tener la voluntad.  Esta película no termina del modo en el que queremos todo el tiempo, entonces él gritó a la luna: "¡Ella se ha ido!", y el miedo ha salido triunfante.

    "Hometown"– Joe Romersa  

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Sherlock trató de recordar cada detalle en cuanto a la visita de Faith Smith; o, más bien, la falsa Faith. A pesar de que, en ese día, tenía una gran cantidad de sustancias en su sistema, Sherlock tenía buen recuerdo de aquellos eventos. Analizó cada segundo transcurrido en su living room, estudió los eventos transcurridos fuera de su hogar; todo lo sucedido pasó por su mente como si de una película se tratase. A su lado siempre estuvo esa Faith Smith, no hubo nadie más, nadie que su cerebro pudiera relacionar. La incógnita carcomía al detective, hasta que, el ruido abrupto de su puerta le hizo volver en sí. Sherlock asomó su cabeza y miró a una alterada y agitada Molly.

—¿Pero qué...? —preguntó sin terminar la interrogante, Molly se acercó a él y le proporcionó una pesada bofetada.

—¡¿Dónde está?! —demandó, casi a llanto

Impactado por lo que acababa de pasar Sherlock movió la vista hacia ella, su cara detonaba intriga ante la furiosa demanda.

—¿De qué hablas Molly?

—¡No te hagas el que no sabe, ¿dónde está mi sobrino?!

Sherlock movió su mirada rápida y analíticamente.

—¿En tu casa? —inquirió.

Molly dejó ver una burlona y, por primera vez en todo este tiempo, psicótica sonrisa. Y entre más se ensanchaba su sonrisa, sus lágrimas salían a flote. El detective sintió una verdadera preocupación por su amiga y, con lentitud, se acercó a ella para tomarle de sus hombros. En ese momento, a la puerta llegó un desequilibrado y atontado John, y al verle ambos quedaron sorprendidos.

—¡Qué demonios...! —exclamó alterado Sherlock.

—¿Sher...? ¿Moll...? —preguntó a pausas. Y sin obtener respuestas John se desplomó en el suelo.

Ante aquella escena, Molly y Sherlock se dispusieron ayudar a su amigo y entre ambos lo cargaron y lo acomodaron sobre el sofá.

—¡John! —Exclamó preocupado Sherlock— ¡John, reacciona!

El Doctor Watson vislumbró a su amigo, por más que lo intentaba, no podía moverse ni hablar. Él cerró sus ojos y se desmayó. Molly, bajo las alteradas órdenes de Sherlock, buscó algodón y alcohol para poder reanimar a John, y la forense logró el cometido. Una vez preparado el algodón, Molly le acercó y le agitó suavemente cerca de la nariz de John.

—¡John, despierta!

—¡John, despierta!

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La Niña que llegó al 221B de Baker Street. 【E D I T A N D O】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora