Cliente: K0188

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– ¿A dónde vamos?– pregunté a Eddy mientras terminaba de arreglarme en el auto.

–A ver a tu novio– dijo tranquilamente. Mi cuerpo se erizó al escucharlo, nunca llamábamos así a los clientes, y es muy obvio que no tengo novio, así que no sabía de quien hablaba.

– ¿novio? ¿Qué es eso?– cerré el estuche de maquillaje y me acomodé para verlo. Estaba cansado, tenía unas ojeras marcadas, el cabello revuelto, la barba de hace días sin afeitar, y un semblante sombrío – ¿estás bien?– pregunté preocupada pero él no contestó, seguía viendo el camino – ¿Eddy?– suspiró fuertemente, él sabía que no me detendría hasta saber qué pasaba. Se orilló a un lado de la carretera, apagó el auto y giró su cuerpo para mirarme a los ojos.

–Estoy bien, sólo un poco cansado– sonrió débilmente.

– ¿Puedo ayudarte en algo?

–Si pudieras quedarte con este cliente por 3 días yo sería muy feliz– sonrió después de eso. Mi cuerpo se tensó, ¿quedarme con un cliente por 3 días? Mi mente trataba de procesar esas palabras, mi cuerpo se negaba rotundamente por el miedo a que sea alguno de los clientes con preferencias... un poco fuertes.

–Yo... yo...– tartamudeaba sin darme cuenta.

–no te preocupes, si no quieres no tienes que hacerlo– suspiró pesadamente, al parecer no pude ocultar mi rostro horrorizado –vamos– dijo girando la llave. Un sentimiento de culpa invadió mi cuerpo.

–Lo haré– grité antes de que avanzara.

– ¿Qué?– preguntó sorprendido.

–Lo haré– dije con un tono de voz más serio. Sabía que podía ser un riesgo para mí, pero él me ayuda siempre que lo necesito, y ahora sería demasiado cruel y egoísta de mi parte el no ayudarle cuando lo necesita –sólo dime una cosa– asintió en silencio y con una sonrisa en el rostro –¿Quién es?– su sonrisa se volvió más amplia.

–Es K0188– Su respuesta iluminó mi rostro y mi sonrisa se presentó automáticamente – ¿En quién pensaste?– preguntó al ver mi reacción.

–En nadie en específico, sólo tenía miedo que sea como... ya sabes... los que me golpean– bajé el rostro, estaba demostrándole la parte que más odiaba de mi trabajo.

–Jamás te dejaría 3 días con alguno de ellos– su mano tomó mi barbilla levantándola para poder verme a los ojos –aunque no lo creas, cada vez que veo en tu agenda alguna cita con ellos... me duele el corazón, sé como sufres cuando ellos se van y tú te quedas con heridas en el cuerpo– mis lágrimas se hicieron presentes al recordar cada moretón ocasionado por ellos; todos los medicamentos, cremas, terapias, maquillaje y demás que tengo que usar para curarlos u ocultarlos.

–son buenas personas.

–Lo sé.

–Sólo que tienen gustos raros.

–También lo sé– su teléfono comenzó a sonar – ¡Mierda! Ya es tarde– contestó la llamada –perdone, tuvimos un leve retraso.

No hay problema, sólo quería verificar que estaban bien– logré escuchar su voz, su hermosa voz... estaba preocupado por nosotros –maneja con cuidado, no hay tanta prisa.

–Gracias– contestó Eddy antes de colgar –ese hombre merece el cielo– dijo poniéndose en marcha hacia nuestro destino... para mí aun incierto.

–Y puedo preguntar ¿a dónde vamos?– asintió sin contestar. Esperé unos minutos y no mencionaba nada –no me estás contestando– me quejé, él estaba concentrado en la carretera, me acerqué un poco para ver a qué velocidad estábamos –¡¡estás yendo a 180 kilómetros por hora!!– grité asustada.

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