Cliente: K1489

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–Eddy tengo miedo.

– ¿De qué?– preguntó sonriendo.

–De él– bajé la sábana con la que cubría mi rostro. Aún estaba en cama haciéndome la enferma porque no quería ver a ese cliente.

–Deja tu drama y levántate que no tienes mucho tiempo– Eddy se acercó a mi closet buscando la ropa que usaría en una hora con mi siguiente cliente.

Eddy es como mi mejor amigo, su trabajo es estar pendiente de mis necesidades y las de los clientes, además de que se encarga de concretar las citas, me acompaña por ropa, está pendiente de los gastos de la mansión y demás. No tengo ni la más mínima idea de cómo podría definir o describir su trabajo. Digamos que sin él... este negocio no funciona.

–La última vez me lastimó– lo miré acusatoriamente.

– ¿En serio? ¿No dijiste que fue un accidente?– se burlaba mientras tomaba un short de mezclilla negro y una blusa verde limón – ¿Quieres que le diga al jefe para que lo eliminen de la lista y no pueda entrar jamás?

La simple idea me hizo estremecer. La verdad es que el cliente no era malo, no era agresivo ni nada por el estilo, si no todo lo contrario. Era la persona más tierna, cariñosa y apasionada que había conocido, tenerlo cerca me ocasionaba sensaciones raras en el cuerpo. Podía sonreír y al mismo tiempo llorar cuando estaba con él, nuestros encuentros eran tan perfectos que no quería que se acaben; él puede hacer que mis mejillas se sonrojen cuando me habla, me eleva al séptimo cielo cuando me besa... y esa es la razón de mi miedo... miedo a enamorarme de él...

–No lo hagas– el pánico ante esa idea fue muy notorio en mi tono de voz.

– ¡Lo sabía!– dijo Eddy –él es perfecto para ti ¿no has pensado en dejar este trabajo y huir con él?– tomé una almohada y se la lancé en la cabeza – ¡auch!– dijo en tono burlón.

–Sabes perfectamente que no puedo irme de aquí– fruncí el ceño y le saqué la lengua –de poder hacerlo... créeme que no estaría aquí desde hace mucho tiempo.

–Lo siento– sonrió divertido –era una broma– tomó tres conjuntos de ropa interior – ¿encaje? ¿Seda? ¿Algodón?– me enseñó uno a uno mientras preguntaba, me levanté de la cama y me acerqué a él.

–A él le gusta este– tomé el resto de la ropa y me metí a la ducha.

Cantaba y bailaba mientras la lluvia artificial se encargaba de hacer lo suyo. En mi mente pasaban una a una las veces que hemos estado juntos, sus besos, sus caricias, sus palabras, su respiración. Sin darme cuenta me estaba excitando en la regadera solo de pensar en él.

– ¡Maldita sea Chaerin! tienes que sacarlo de tu mente o esto se volverá feo.

Él me hacía esto, me confundía. No me mal interpreten pero es que él me trataba como una dama, me hacía sentir querida y también deseada. Él era capaz de eso y muchas cosas más con tan sólo unas palabras.

...

Respiré hondo antes de entrar a la habitación, me volví a acomodar el cabello y tomando valor giré la perilla de la puerta. La habitación estaba vacía, él aún no llegaba; me acerqué a la amplia cama que ha sido testigo de tantas sensaciones causadas por él. Me senté en el borde de ella y pasé mi mano sobre aquella suave tela que la cubría.

–Buen día Leno– su suave voz me hizo dar un pequeño salto, no me imaginé que llegaría después de mí.

–Buen día– me levanté y caminé hacía él con la misma sonrisa que lo he hecho por él último año.

20 + 1 (CL-HOT)Where stories live. Discover now