Charles en aprietos

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"¿Quieres ir al cine conmigo?", había dicho Moira la tarde anterior cuando ambos estaban en la sala de estar de la casa de Charles viendo la televisión mientras se llenaban el estómago con helado.
Charles se volteó a ver a la jovencita que estaba a su lado con la cuchara en la boca.
"C-como amigos", se apresuró a aclarar ella con las mejillas coloradas, apartando la vista para no ver los hermosos ojos celestes del muchacho. Carraspeó y Charles se concentró en el programa que estaban pasando nuevamente. Moira le lanzaba miradas discretas cada tres segundos cada que este estaba distraído.

"Ok", fue todo lo que él le dijo antes de clavar la cuchara para sacar un poco más de helado de vainilla.

Charles no era estúpido. Sabía que le gustaba a Moira. Las miradas, sus sonrojos y risitas nerviosas eran difíciles de ignorar para el de los ojos claros. Y también sabía lo compleja de su situación.
Moira era una muchachita dulce y muy agradable, y le encantaría que fuesen amigos sin presiones. Pero ella estaba interpretando erróneamente todo lo que él hacía, y Charles ya no sabía cómo tratarla para no ilusionarle.

Suspiró con pesar cuando sintió que los grandes ojos oscuros de Moira escrutaban su rostro lentamente.

Ahora, estaba de pie frente al espejo de su habitación arreglándose un poco el cabello para ir por Moira a su casa.

Tenía ligeras marcas violáceas debajo de los ojos y lucía algo desganado luego de haberse pasado horas la noche anterior con los brazos cruzados debajo de la cabeza, mirando el pulcro cielo del cuarto masticando los pensamientos que tenía desde hacía días. Un par de ojos se colaban en la oscuridad del lugar, y no eran los enormes ojos de venado de Moira, sino que unos verdes.

Sharon pasó frente a la habitación de su hijo y se detuvo en la puerta entreabierta.
-Pareciera que vas a la horca en vez que a una cita con una chica- dijo riendo de brazos cruzado.
Charles suspiró y volteó los ojos.
-No voy a una cita, mamá- respondió. -Solo vamos a ir a ver una película- volvió a acomodarse un poco más el cabello - como amigos- enfatizó.

Su madre rió por lo bajo, "ok, ok", dijo.
-Los jóvenes de hoy son demasiado complicados-, se llevó la mano a la frente en un gesto dramático.
-Merezco un premio por intentar entenderte, Charles-.

***
Miraba por la ventana del tren los pequeños poblados que había a los costados de la línea. Moira se miraba la punta de sus zapatos rosados y brillantes.

-Estaba pensando en que podríamos ver Footloose. Mis amigas la vieron hace unos días, y me contaron que es muy buena-. Charles volvió la vista hacia ella, se había sombreado los ojos con un rosa suave, y tenía unos aretes de perlas.
Tragó saliva.

-Sí, suena genial- murmuró.

Moira cruzó las manos sobre su regazo y se removió. Quería decirle algo que Charles no estaba preparado para oír.
Suspiró y guardó silencio.

-¿Estás seguro que quieres ir al cine, Charles?-. El aludido se tensó completamente. Mierda, no.
-¿Por qué lo preguntas?-. La voz estrangulada le traicionó. Apretó con fuerza los ojos mientras le daba la espalda. Aquí viene.
-Te ves algo...- ¿Gay?, ¿incómodo?, ¿no interesado románticamente en mí y confundido por tus sentimientos hacia cierto atractivo sujeto de ojos verdes que no conozco? -enfermo-.

-¿Enfermo?-. Charles no había notado que estaba sudando frío hasta que una gota bajó por la parte posterior de su cuello. Moira arrugó el ceño y asintió sin convencerse del todo.
-No, me siento completamente bien- dijo con una sonrisa que no hizo más que acrecentar las dudas que Moira prefirió guardarse. Apretó los puños sobre la tela de sus pantalones e inhaló con fuerza.
-Bien, bien- dijo. -Estoy como siempre he querido estar-.

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