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-En la noche del concierto, me colé en su habitación para esperar a que llegara. Lo bueno de él era que estaba en contra de las armas, las medidas extremas de seguridad y blablabla, así que no aceptó que instalaran cámaras en su cuarto, ni en el pasillo de fuera. Es decir, me facilitó el trabajo.

-Recuerdo un poco las noticias, pues yo era un niño aún. Todos estaban conmovidos por el asesinato de Orland Wall, el artista más famoso de ese tiempo.

-Así es, yo lo asesiné. Llegó solo a su habitación, dejando a los guardaespaldas fuera, y cuando me encontró vestida muy provocativa, traté de seducirlo, aunque no funcionó.

-¿Y tenías que matarlo?

-Es que NADIE debería resistirse a mis encantos.

BésameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora