O1: Cuidado

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Se conocieron en una tarde cálida para la estación que era, el palacio de los Katsuki había sido repleto de extranjeros con intenciones desconocidas y se podía percibir una extraña sensación en el aire. Yuuri como cada vez que venían visitas se encontraba recluído en su habitación echando una mirada anhelante al cielo a través de su ventana deseando poder sentir el aire en su rostro y hacer algo más que escuchar atentamente, aunque dadas las circunstancias era lo mejor que podía hacer.

Tomó asiento frente a su mesilla y quiso distraerse con uno de sus libros favoritos para no pensar en la clase de visitas que estarían recibiendo, mientras buscaba la página pensó en como sería presentado ante los múltiples aliados de su padre vistiendo un elegante traje hecho a medida en lugar de ser escondido mientras vestía una yukata y sandalias de madera, la máscara sobre la mesa parecía estar burlándose de él.

¿Es que era tan indignante ser un oyente?

Siendo el primogénito de la familia Yakuza más imponente de Japón, lo era.

Notó como sus puños apretaban el agarre en el libro así que se concentró en la palabra escrita, retomó su lectura y estuvo a punto de ser raptado por las palabras de Li Po si no hubiese sido por las voces del patio. Su primer reflejo fue ponerse de pie e ir hacia su balcón pero la voz de su padre lo hizo retroceder.

"Por favor sólo úsala esta vez, las personas que visitaran el palacio no son invitados y no quiero hacer que corras riesgos innecesarios."

[...]


Había acompañado a su padre en uno de sus tantos viajes de negocios, esta vez estaban en Japón gracias a que de alguna manera el Krokodrile había llegado a las calles sin ninguna autorización de la bratva, le tomó menos de veinte segundos saber que no eran bienvenidos ahí puesto que el comité de bienvenida se constituía por el Yakuza y alrededor de cincuenta hombres armados sutilmente para intimidar.

Fueron recibidos en una pequeña sala en la que un hombre oriental y su padre discutieron en aparente calma y dominando el inglés hasta que el tema del Krokodrile salió a relucir y el ambiente se tensó un poco, entonces Viktor fue enviado a dar un paseo por los alrededores tal y como pasaba cuando tenía trece años.

Recorrió la propiedad y sus amplios jardines hasta llegar la patio central donde la mayoría de los matones resguardaban el acceso a las habitaciones y dónde perdió el control.

—Oye niño idiota fuera de aquí. —le había dicho uno de los matones en un tono innecesariamente agresivo y pensando que no entendía el idioma. El hombre dio un paso adelante pretendiendo intimidar y por su gesto Viktor adivinó que gritaba. —¿Acaso eres sordo maldito bastardo afeminado?

El matón miró a sus compinches recibiendo su aprobación y el temperamento del ruso no hizo más que explotar, le producía especial desagrado cuando la gente colocaba etiquetas en base al aspecto.

—Te equivocas basura, soy un cantante pero apuesto que en tu insignificante cabeza eso es lo mismo.

Dichas sus palabras dejó caer al matón que estaba a punto de morir en sus manos por estrangulación, miró como los demás hombres parecían dar un jadeo de impresión y se dio la vuelta.

No era la primera vez que impresionaba con su fuerza y es que para su recién obtenida mayoría de edad era un imponente y talentoso cantante, tanto así que percibió el primer ataque antes de que siquiera lo rozara.

Tomó el puño y con el mínimo esfuerzo dobló el brazo del atacante hacia su espalda, lo empujó al suelo justo a tiempo para detener una patada en el costado y derribar al hombre en una especie de chuza contra otros dos atacantes.

Fue entonces cuando la lucha de Viktor fue interrumpida y su atención viajó hacia una interesante figura enmascarada en uno de los balcones, por un instante ambos se observaron hasta que el ruso tuvo que continuar con su pequeña batalla.

Yuuri observó como varios hombres yacían derrotados en el suelo y como diez más se dirigían a aquel enigmático muchacho, lentamente pudo observar como con ligeros pero rápidos ataques los hombres de su padre iban cayendo; quiso tener un lienzo y sus pinceles a mano para capturar el momento pues le parecía increíble como alguien podía moverse con tal agilidad y gracia en algo tan brutal como una pelea, el muchacho dio una patada de algo que reconoció como aikido y el largo cabello de plata se movió por un segundo a compás del viento.

Reconoció como el último de los hombres cayó al suelo y la victoria del muchacho fue inminente entonces no supo como describir la extraña sensación que lo embargaba, era algo parecido a la efervescencia producida por la anticipación de un evento mezclada con el familiar sentimiento de ansiedad por lograr lo deseado, se sentía como un tintineo de una campañilla y se asemejaba al retrato de una cálida noche de invierno; de cualquier forma Yuuri no era muy bueno con las palabras y que mejor ejemplo que jamás había dicho ni una sola de ellas.

Ahora el muchacho se encontraba mirándolo fijamente con una extraña expresión que tal vez podría ser el reflejo de la suya propia, sostuvo la máscara en su rostro aún con más fuerza cuando Viktor agitó una mano hacia él en el más informal e internacionalmente conocido saludo.

Levantó una mano para corresponder pero un movimiento tras el muchacho llamó su atención, Toshiro el jefe de los hombres de su padre apareció sosteniendo un arma y apuntando a la espalda del ruso, entonces la mano que sostenía la máscara perdió su fuerza y se aferró al barandal, la sensación agradable de hace un momento se esfumó y fue reemplazada por una desagradable, su pecho subía y bajaba con desesperación mientras se echaba hacia adelante buscando prevenirle. Pensó en traer su libreta y escribir una advertencia pero a esas alturas sus manos temblaban demasiado como para escribir los caracteres correctos, trató de recordar el lenguaje de señas de su niñez pero su mente no le facilitaba las cosas con los mismos pensamientos.

Miró como Toshiro caminaba hacia el muchacho apuntando a su espalda.

Proteger.

El sudor caía por su frente así como lágrimas de impotencia comenzaban a llenar sus ojos, quería avisarle, necesitaba hacerlo. Sus oídos percibieron el clic del seguro siendo removido y como el gatillo se accionaba lentamente.

Cuidar.

Se echaba hacia delante buscando una manera, lloraba desesperado sintiendo como era consumido por la angustia y desesperación, el aire se deslizó por la tráquea y desgarró su garganta en un potente alarido.

—¡Cuidado!

Pero fue muy tarde, su voz se mezcló con el disparo y sin tiempo para entrar en shock Viktor cayó al suelo. 

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¡Hola de nuevo!

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Lamento la ausencia pero aquí está el primer capítulo de la historia, espero que les guste y dejen su linda retroalimentación ^^

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