Tal y como lo dijo Viktor, la recepción se llevó a cabo en Tokio una de las más bellas ciudades de Japón en donde los grandes edificios y extravagantes tecnologías brillaban por su vasta presencia. Incluso el pequeño gran evento se llevó a cabo en uno de esos grandes edificios, era un hotel de cuatro estrellas conocido por tener los mejores chefs y una atmósfera ligeramente vanguardista con respecto a la época.
—¿Quieres salir a dar una vuelta?
Ambos estaban en la pequeña sala de la suite de Yuuri, el oyente leía la biografía de Miguel Ángel y el ruso no hacía más que verlo y quedarse embelesado por su capacidad de absorberse en un tema.
—No creo que sea tan buena idea. —realmente lo creía puesto que con la llegada de las dos familias a Tokio y la particular tensión que se apreciaba en ocasiones entre ellos que derivaba en un aumento de guardias y tenebrosos centinelas que velaban por su seguridad. —Además tus amistades llegarán pronto.
Viktor frunció los labios.
—Nuestras amistades Yuuri, eres mi esposo y ahora nuestros amigos y enemigos son completamente comunes.
—¿Tienes enemigos?
El nipón colocó marcapáginas para cerrar su libro sin perder su lectura, lo dejó sobre la mesilla de centro en un gesto que destilaba elegancia. Viktor no evadió su mirada y por el contrario le sonrió.
—En nuestro mundo el tener enemigos es incluso más natural que el tener amigos, sin embargo me gustaría que primero conocieras a estos últimos.
—¿Por qué? ¿Temes que me asuste?
Escuchó la intención tras sus palabras, dependiendo de la respuesta que el diera caería en cuenta si lo pensaba débil o no. Estaba sobre hielo delgado.
—Por supuesto que no, simplemente mis enemigos son los suficientemente astutos como para presentarse como amigos, incluso mis amigos podrían volverse en cualquier momento contra mí durante la transición a Pakhan de la Bratva.
—Haces sonar todo más peligroso de lo que posiblemente es. —se talló los ojos en un ademán cansado.
—No Yuuri, si hay algo con lo que nunca bromearía es con la seguridad de mi familia o el riesgo de ser parte de la Bratva. —se le ensombreció el rostro ligeramente mientras echaba el cuerpo hacia adelante. —Incluso nuestro lema familiar es "prueba tu comida antes de probarla".
Al parecer la mirada que le había dirigido dejaba entrever algo de lástima puesto que en un par de segundos tenía a Yuuri de su lado confortándole con su cercanía y recargándose en él, una lenta caricia recorrió su brazo por encima de la camisa.
—Lamento haberlo tomado a la ligera.—en un gesto adorable le besó el antebrazo y le ofreció una sonrisa. Sus ojos rojizos no pasaban desapercibidos. —¿Quieres comer algo?
—Sí, a ti.
Entonces Viktor tomó los labios de Yuuri en un delicioso y lento baile en donde disfrutaban del contacto, no habían emociones extras, ni pasión, ni lujuria, ni deseo. Solamente estaba el deseo de quien quiere ser consolado por los labios del ser amado y quien lo consuela.
—V-viktor
Su nombre salió de los labios de su esposo con ese hermoso acento agregando una "u" a su nombre, a juzgar por las mejillas del hombre y como sus ojos le rehuían estaba seguro de que era la primera vez que estaba en una situación similar y eso le llenó el pecho con una primitiva satisfacción, él tenía el privilegio de escuchar esa secreta emoción en la voz del omega, ver sus ojos brillando por la expectación y sentir su despertar a un mundo de placeres que aún desconocía.
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Canción de amor
Krótkie Opowiadania"Solamente hay un destino para cada persona" El ruso apoyó el mentón en el dorso de su mano mientras apreciaba la vista que su acompañante le ofrecía, mejillas lozanas y ojos brillantes; tuvo miedo de romper las ilusiones detrás de esa mirada. "Ento...