SOLO ABRAZAME / 1. LOS GOLPES

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Amir no quería salir esa noche. El sólo pretendía quedarse en casa, como siempre. Tal vez leyendo algún libro o estudiando para el día siguiente. Pero sabía que Miranda no lo dejaría en paz hasta que aceptara acompañarla a aquella fiesta.

Ella sabía que Amir no tendría el suficiente carácter para decirle que no.

Miranda era así. Una chica mimada. Hija única de un banquero y una actriz de poca monta. 

Ellos se comportaron como los típicos padres que  pensaban que llenando a su hija con regalos y diciéndole a todo que sí, acallaban su conciencia cada vez que esta les gritaba que lo que la niña necesitaba era a ellos. Sólo el tiempo les hizo descubrir al pequeño monstruo que habían formado.

La madre de Amir y los padres de Miranda comprometieron a sus hijos para casarse desde que ellos eran muy pequeños, ya que las fortunas de ambas familias debían quedar a buen reguardo y qué mejor que quedara todo entre "amigos".

Amir salió aquella noche sin decir nada. Miranda tomó de su mano y lo llevó hasta la fiesta que daban en la Facultad con motivo del fin del semestre.

Al llegar, ella saludó a sus compañeros y al poco rato se olvidó de Amir dejándolo solo junto a la barra.

Amir sabía que eso sucedería. Siempre es así cuando salen.

Él sabe que Miranda no tiene amigos pero ella cree que por el hecho de que la vean llegar acompañada se vuelve importante, haciéndoles creer que no está del todo sola. 

- Ven Amir, vamos a bailar

- Tu sabes que no sé bailar

- No me importa, todos están bailando. ¡Vamos!

Lo tomó del brazo y lo tironeó hasta la pista donde todos estaban riendo y cantando muy alegres.

- Vamos Miranda, yo no se bailar. Estamos haciendo el ridículo  - dijo Amir en voz baja al ver que todos se alejaban de ellos y los observaban con recelo.

- No me voy. Qué se creen estos  ¡¿no saben quien soy?!

Un poco más lejos había una pareja riendo y bailando, ajenos a todo lo que ahí sucedía y Miranda, ciega de rabia, al ver que Amir distraía su atención para verlos, le dio vuelta la cara de una bofetada.

-¡¿Qué tanto les ves a esos!?. 

Amir, con la mirada perdida en el suelo y su mano en la mejilla golpeada no dijo nada. Con el pecho apretado, sintiendo todas las miradas sobre él, y algunas risas burlonas también, simplemente salió caminando lentamente del lugar. 

Las luces, el humo del cigarro, las risas, la música; todo se volvió una pesadilla. Amir sólo deseaba estar solo en su casa y en cuanto sintió que ya Miranda quedaba atrás,  corrió hasta la puerta del local pasando a llevar a la pareja que ocasionó esta situación.

- ¿Estás bien? - preguntó la chica, tomándolo por el brazo.

Amir levantó la mirada al sentir como su piel se erizaba al contacto con aquella pequeña mano sobre su cuerpo  pero no alcanzó a decir ni media palabra cuando vio que Miranda se dirigía hacia ellos con los ojos rojos de rabia.

-¿Y tú quien eres? 

-Déjala Miranda, no te ha hecho nada

-Acabo de ver que ha puesto sus ojos en algo que es mio y tu sabes bien que eso no lo soporto. Ve saliendo de mi fiesta rotita.

-Rotos estarán tus calzones, ¡idiota!- alcanzó a gritarle ella antes de que saliera del lugar.

-¡Miranda!. Esto ya ha sido suficiente- Amir la tomó del brazo y se la llevó fuera.

-Espérame aquí Pedro, tengo que saber que es lo que pasa

-No Sofía, esa mina es peligrosa. No vayas....¡espérame!

La escena que tuvieron que ver Sofía y Pedro, fue de lo mas triste que pudieron imaginar.

Miranda estaba golpeando una y otra y otra vez a Amir. Le daba bofetadas, le tiraba el cabello, le arañaba la cara y él sólo le intentaba alcanzarle las manos para tratar de esquivar sus golpes.

- Pobre hombre - dijo Pedro

-¿Lo conoces?

- Solo de vista. Es uno de los mejores alumnos de la facultad. Siempre anda solo y callado,

- ¿Pero por qué no se defiende?. ¡Qué rabia con la tipa esa!

- Si, es de lo peor. Nadie la quiere. No se como él la puede soportar.

Sofia y Pedro continuaron observando la escena desde la oscuridad.

Eran las 3 de la mañana cuando Amir recién llegaba a su casa. Entró en su habitación, se fue directo al baño, abrió la llave del agua caliente. Se despojó de todas sus ropas con cuidado. Los rasguños y los golpes estaban en casi todo su cuerpo.

El agua en la bañera hervía. De a poco, Amir fue sumergiendo su cuerpo en el calor húmedo del agua, sintiendo el dolor de las heridas que Miranda le había provocado una vez más. Pero el dolor más profundo lo llevaba en su alma desde que nació.

Cerró los ojos por unos instantes y recordó esa pequeña y tibia mano que tomó de su brazo hacía tan sólo algunas horas atrás. Intento recordar una mirada, una boca; pero no había nada. Sólo una emoción extraña que no alcanzaba a reconocer.

Continuará....

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