SÓLO ABRÁZAME / 2. LAS HERIDAS

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Llevaba poco tiempo trabajando en la facultad. Ella estaba a cargo de la biblioteca, lugar que le encantaba. Sofía era una devoradora de libros.

Desde muy pequeña su padre le había inculcado el hábito de la lectura, por lo que cuando su hermano Pedro le contó de la vacante ella postuló de inmediato y obtuvo el trabajo.

Pedro llevaba ya algunos años ahí como profesor de Educación Física. Era un tipo muy querido por todos. Se destacaba por ser muy carismático y divertido.

Pasaron varios días en que Sofia intentaba dibujar la figura de Amir en su memoria para poder ubicarle dentro la facultad pero le costaba recordarlo. 

Aquella noche no había luna y la calle estaba muy oscura.

Recordaba que tenía cabellos oscuros y piel morena. Era de contextura delgada y muy alto. Sofia creía recordar haber distinguido alguna característica especial en él pero no lograba enfocarla.

Lo buscaba por los pasillos, en los patios, cafetería, pero nada. Llegó a pensar incluso que Miranda lo había matado a golpes.

Pero Amir si iba a estudiar. Llegaba muy temprano y se dirigía de inmediato a su aula, sin ver ni hablar con nadie. Las miradas curiosas de sus compañeros le hacían daño y mientras pudiera evitarlas lo haría.

Cubría su cabeza con un jokey y sus ojos con grandes lentes oscuros, a pesar de que algunos días estuviera lloviendo y no hubiera nada de sol.

A ratos se escapaba de sus obligaciones e iba a buscar entre la gente a Sofia. Pero él sólo la observaba a escondidas. Sentía vergüenza de lo que ella pudiera pensar después de lo que había pasado.

Una tarde en que Sofía iba camino a buscar a su hermano, logro distinguir entre la gente una silueta que le pareció familiar y algo extraña. Era la de un chico con jokey y lentes oscuros que estaba protegiéndose del viento y la lluvia que a esa hora caían copiosamente sobre los prados.

Al verlo tuvo el impulso de correr hacia él y así lo hizo.

- Hola.

- Eh.. hola - dijo al fin Amir intentando no darle importancia al encuentro

- ¿Cómo has estado?

- Bien, gracias ¿y tu?

- Yo bien. Te había tratado de ubicar para saber como estabas.

Amir avergonzado, agachó la cabeza 

- He estado bien. Gracias

- ¿Oye, qué lees? 

Sofia tomó el libro que tenía en las manos Amir y leyó "Papá o el Diario de Alicia Mir"

- ¡Hey!. Es uno de mis libros favoritos - exclamó - Vicente Huidobro - es genial

- En serio. ¿Ya lo has leído?

- Si. Me encanta. - dijo ella entusiasmada - Recuerdo un párrafo que se me quedó grabado por harto tiempo en la cabeza desde que lo leí. Dice algo como: "Cuando nos damos cuenta de que estamos suspendidos en un hilo sobre la desgracia, ¿Cómo no sentir la sensación de cortar ese hilo...?

Sofía no podía despegar sus ojos de aquellas negras y tupidas pestañas que insistentemente esquivaban su mirada mientras esperaba ansiosa alguna respuesta a su declamación.

- "Hay personas condenadas a la desgracia..dijo Amir cabizbajo y antes de terminar la frase Sofia lo interrumpió.

-"...por tontas, por porfiadas, por taimadas..."-

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