CAPÍTULO 16MEL
Cuando Cath y Álex desaparecieron en el bosque, todos dejamos de saludar al mismo tiempo. Connor fue el primero en suspirar. Lev se metió las manos en los bolsillos y se dio la vuelta sin esperar a ninguno de los dos.
- ¿A dónde vas? – Le dije, medio gritando.
- Tengo cosas que hacer. – Me respondió sin mirarme.
- Menudas excusas.
- ¿Excusas? – Dijo indignado. Se giró al momento. – ¿Es que no puedo tener asuntos pendientes?
- Sé que no nos aprecias a ninguno de los dos, pero al menos podrías inventarte alguna excusa más buena. – Le solté de golpe.
- ¿Más buena? Me pregunto qué excusa te soltó Derian para dejarte plantada.
Anduve varios pasos con el puño en alto. De esta no se libraba. Ya era hora de que alguien le diese un golpe. Se lo tenía merecido. Pero justo cuando le iba a pegar el puñetazo en la cara, Connor se puso entre nosotros separándonos, poniendo una mano en el pecho de Lev y a mí me agarró la muñeca.
- Parecéis niños pequeños. – Dijo. – No me puedo creer que diez segundos después de que ellos dos se fueran ya os estuvieseis peleando. – Nos miró a ambos. – ¿Por qué no os calmáis un poco? Al menos hacedlo por Cath y Álex. Porque si hay una cosa que quieren ver cuando vuelvan, es que sus amigos estén unidos.
Miré a Lev y él me miró de vuelta. Ambos asentimos algo resentidos. Connor nos soltó a los dos y resopló.
- Pero ahora sí que me tengo que ir. – Dijo Lev. Parece que no era mentira. – Tengo un curso de arquitectura...
Me sentí muy idiota. Lev se despidió de los dos y yo me quedé en silencio, algo avergonzada. Connor me miró.
- No deberías ser tan impulsiva con Lev.
- Me saca de quicio.
- En realidad, es buen chico.
- Será con los demás, porque conmigo no.
Connor se rió.
- Creo que deberíais hablarlo.
- Es imposible hablarlo con Lev.
Connor rodó los ojos mientras sonreía. Yo me despedí de él. Al igual que Lev, yo también tenía cosas que hacer. Así que, decidí irme a casa a ensayar un poco en las canciones que tenía que trabajar. Me giré para ver si Connor seguía ahí, pero había desaparecido. Intenté vigilar las calles para evitar cruzarme con Derian. Había sido todo tan vergonzoso la noche de la fiesta. Sí, es cierto que me fui con él, pero lo que solo Cath sabe es que me dejó plantada. Bueno, eso lo saben todos. Excepto que ella lo sabe con detalles. Lo resumiré.
Derian habló conmigo amistosamente hasta que vio a una chica la cual yo no conocía. Me dejó de lado de inmediato y se fue a su lado. Tampoco se despidió. Ni miró atrás. Me ignoró con toda la facilidad del mundo. Como si yo fuera invisible y esa chica estuviese siempre reluciente. Pero cuando la vi la cara lo comprendí todo. Era otra de las que le gustaban a Derian. El polar opuesto a mí. Era tan obvio. Creo que ni siquiera se conocían. Ahí fue cuando di media vuelta y volví a casa. Aunque el panorama que ocurría tampoco era demasiado bueno. Lo peor de todo esto, era que, aunque hubiese hecho eso, los sentimientos seguían firmes. Y no podía olvidarme de Derian, aunque quisiese.
Y ese sentimiento era simplemente horrible.
Cuando llegué a casa cerré la puerta de golpe. Lo primero que me encontré fue a Balto saludándome como siempre. Le acaricié la cabeza y subí las escaleras con el perro siguiéndome. Mi padre se cruzó conmigo. Parece que teníamos a otro enfermo en casa, porque llevaba la bata de médico.
- ¿Qué tal está Cath?
- Bien, supongo que mejor.
- ¿Ya se ha marchado?
- Sí.
- Vaya, una pena. Quería darle unos medicamentos por sus heridas se abrían.
- ¿Por qué no se las mandas por mensajero? – No era difícil saber quién era Cath si eras un mensajero.
- Es lo que he hecho.
- ¿Y cuánto te ha costado?
- Era gratis.
- Papá, te acaban de timar.
- No, no me refiero a eso. – Dijo, porque sabía que cuando los encargos salían gratis, el destinatario nunca lo recibía. – Yo conozco a ese mensajero. Y tú también.
- ¿En serio?
- Claro. ¿Cómo se llama el chico rubio que estuvo aquí la noche anterior? – Y ahí fue cuando me lleve la mano a la frente. Por eso había desaparecido tan rápido. – ¿Connor?
- Sí, se llama Connor.
Mi padre siguió hablando, pero no le prestaba atención. No entiendo a Connor. No entendía por qué se tomaba tantas molestias por ayudar a esos dos. Por caerles bien de nuevo. Empezó a ayudarles hace... ¿Tres días? Supongo que luego de eso volverá. Y ahí comenzarán las preguntas. Porque aquí hay gato encerrado. No puede hacer todo esto por interés propio, por caer bien y por tener más amigos.
De repente, se me ocurrió una idea descabellada.
Tal vez no fuese así, pero tenía las mismas posibilidades de que lo fuera.
Él era amigo de Joanna. Él quiere ser inventor de prestigio. Joanna tiene poder y dinero suficiente para hacerle famoso. Tanto, que podría ser reconocido en todo el país si se lo propone. Joanna le besó en plena plaza. A Joanna no le costó nada implantar veneno en las uñas de los androides. Y seguro que esa arpía puede jugar con los sentimientos de Connor.
Tal vez, solo tal vez, esto podría ser un plan de Joanna. Un plan de Joanna para sacar a Cath y Álex del mapa. Eliminarles por completo y que no dejaran rastro.
Y se me ocurrió que, quizás, Connor estuviese en parte de ese plan. Tal vez Connor estuviese siendo utilizado por Joanna para su bien propio. Porque si no, ¿Por qué está haciendo todo esto? No había otra explicación. Una persona no podía cambiar de la noche a la mañana. No podía. Era igual que yo con Derian, aunque me costase admitirlo. Estas cosas necesitaban tiempo. Y Connor no ha tenido el necesario.
Me senté en la cama y pasé mis dedos por las cuerdas de la guitarra. Parece que se me había ocurrido una nueva melodía.