Capítulo #31. Mentiras inesperadas.

84 10 24
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ahora, las cosas se estaban poniendo más difíciles porque de cierto modo, no sabía cómo carajos iba a rechazar el "buen" hogar que la tía Rachel nos ofrecía tras convencer a mi madre para salir de ahí sin ser ser interrogada por largas horas debid...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ahora, las cosas se estaban poniendo más difíciles porque de cierto modo, no sabía cómo carajos iba a rechazar el "buen" hogar que la tía Rachel nos ofrecía tras convencer a mi madre para salir de ahí sin ser ser interrogada por largas horas debido a mi repentina decisión de viajar hacia otro país, pues el amor que ella sentía por su hermana era totalmente ciego al verla como una santa incapaz de dañar a alguien solo porque nos ofreció posada en nuestro momento más oscuro como familia, cosa que de hecho me comenzaba a cuestionar.

Como era evidente, la situación anterior sería muy difícil de lograr, especialmente para una persona tan insegura y débil como yo, pero según mi tía abuela Anastasia lo que debía hacer era decirles a todos de manera pasiva y relajada que me había ganado una "beca académica" para ir hacia San Petersburgo a terminar mis estudios, no obstante, lo cierto en este caso era que no tenía suficiente dinero ni para el bus de vuelta a mi casa, así que desde luego me preocupó mucho ese gran detalle dado que mi realidad económica actual era muy diferente a la que soñaba o deseaba.

—¡DIOS! ¡Es verdad! —grité de pronto.

—¿Qué sucede, amor? ¿Te sientes mal o necesitas algo? —cuestionó mi tía abuela Aramelía luego de notar mi estrés.

—Glorianita, ¿Estás bien? —repitió la tía abuela Anastasia al igual que su hermana, pues temían que mi corazón no pudiera soportar tanta presión.

—No, no me pasa nada pero vean la hora que es y yo aún no he vuelto a casa, ¡Uff! ¡Estoy en graves problemas! ¡Esta vez sí seré duramente castigada por mi madre y volveremos a pelear! —afirmé mientras comenzaba a levantarme de la cama para ir hacia la puerta de salida.

—¿Cuantos años tienes?

—Diecisiete, ¿Por?

—Entonces tu mamá no debería de ser tan dura contigo, ¡Mírate! ¡Ya eres toda una mujer y mereces libertad! —reafirmó la tía abuela Aramelía con una mueca de pena hacia los valores que me dieron.

—¡Ja! Eso quisiera yo, pero ella es muy controladora y ya sé porqué, además, cuando mi mamá me dé libertad, será porque el mundo se va a acabar.

"Trenzando el Destino"© (TED #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora