"Да здравствуют Романовы"
("Larga vida a los Romanov")
Gloriana intenta sobrevivir en un mundo de mentiras donde todo le sale mal por culpa de su tía, pues hará de su vida un infierno hasta que la verdad sale a la luz.
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Ser princesa no es nada...
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En realidad, lo que más me llenó de gozo además de saber que mi tía Rachel se retorcía como un sucio gusano de tierra tras la rabia de no lograr lo que quería hacer en dieciocho largos años fue descubrir la maravillosa jugada de que todos mis ex compañeros de la antigua secundaria que me hirieron por tanto tiempo se rompían de envidia cuando supieron la verdad de mi apellido real gracias a las miles de noticias nacionales e internacionales, principalmente la presumida de Abby Cragford, mi supuesta mejor amiga cuando apenas teníamos siete u ocho años de edad en la primaria que marcó mi vida pasada para mal.
Como era evidente, el ego se le subió a la cabeza y de la noche a la mañana ya éramos muy cercanas aunque eso fuera una vil mentira, pues mi linaje azul le dió material suficiente para presumir sobre nuestro primer encuentro de amistad hacía ya tantos años porque increíblemente su popularidad se incrementó casi al triple de lo normal luego de que la profesora Saralí lo confesara en aquella horrible institución y la noticia fuera confirmada por las autoridades rusas, sin embargo, el simple hecho de estar muy lejos de ellos a pesar de aquella bola de mentiras me traía tranquilidad y paz verdadera.
Sin querer, mis incomprendidos ex compañeros y profesores siempre me llamaron en modo de burla como "princesita", o "Su Alteza" por ser la más débil o callada cuando se aprovechaban de mí durante tantos años y ahora, esas fuertes palabras al fin cobraron sentido, pues en lugar de hacerme daño como pretendían, cada uno de ellos profetizaron esa increíble realidad que hoy en día era el evento más importante del siglo en todas las revistas de farándula tras ser descendiente de una legendaria familia.
Obviamente estaba muy orgullosa y satisfecha de haber conocido la gran verdad antes de tiempo por mis propios medios tal como la tía abuela Anastasia quería, pues mi vida cambió para bien a partir de ahí en todos los aspectos, ya que lo más importante para mí ahora era mantener a mi familia unida como tanto le pedí al cielo durante largos años de dolor y como añadidura nuestra abuelita paterna al fin había aparecido y tendría la preciosa oportunidad de acercarme a ella para sentirme segura otra vez, cosa que a Catalina también le agradaba dadas las circunstancias de que no podía recordar a la abuela Inés por su corta edad de cuatro años cuando ella falleció durante aquel crudo invierno que jamás olvidaría.