"El adiós"

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Mi papá se levantó de esa camilla color azul agua que a leguas se puede ver que es demasiado incomoda, es transportado en una silla de ruedas por una enfermera, según la Doctora que está a cargo de papá le dice que tiene que ir a reconocer el cuerpo se su hija fallecida, el solo hecho de ver a papa  con este aspecto tan cansado hace que se vea viejo y enfermo, me desgarra el alma -si es que tengo una-. 

En el transcurso que hay de su habitación a la morgue quiero recordar a mi papá en nuestro patio trasero friendo carne y bebiendo cerveza, sonriéndole a mama y sacándola a bailar, se ve tan joven y feliz, sus ojos llenos de un brillo espectacular, como si no le faltara absolutamente nada, como si el sol saliera solo para él. Y ahora, solo se ve tan cansado y desbaratado, ese brillo tan único que siempre tenía en sus ojos ahora es empañado por las lágrimas que se asomas de sus pequeños ojos, su hermosa y amplia sonrisa ahora esta caída con una expresión fatal. 

-listo señor Campbell, hemos llegado- informa la enfermera.

Mi papá tiene miedo, puedo sentirlo y sobre todo puedo verlo en él, la manera en como aprieta sus manos en la recargadera de aquella silla vieja y como sus dedos se ponen blancos como la cal, su mirada viaja por todos lados en la sala pero no toca el punto donde está el cuerpo sin vida, su labio inferior tiembla y lo muerde para calmarlo, su pierna derecha la mueve en síntoma de nervios y veo la vena de su cuello como se mueve deprisa al compás de su corazón.

 El doctor que está a lado de mi cuerpo mira a papá con tristeza, le dedica una sonrisa débil y  forzada, empieza hablar- señor Campbell, como se encuentra- obviamente es una pregunta realmente estúpida.

-por favor sin rodeos, solo muéstremelo- dijo en un susurro, mi pobre padre solo quería terminar con esta escena de horror.

El doctor asintió, tomo aquella sabana azul descolorido y la empezó a bajar poco a poco por aquel cuerpo frio, mi cabello largo y castaño igual que el de mi mama, solo que el mío estaba hecho nudos y mis rizos no estaban nada definidos, mi piel más blanca de lo habitual, mi boca en una fina línea, mis ojos cerrados con un contorno morado de la sangre coagulada y los golpes recibidos, la sabana dejo de bajar hasta mis huesudos hombros, agradecí el hecho de que no estuviera toda desfigurada e irreconocible, simplemente era como si durmiera como una noche cualquiera, pero el único hecho es que mi corazón ya no palpitaba.

 El silencio consumía todo hasta que un “NO” desgarrador impacto al doctor y a la enfermera que sostenía a papá para que no cayera al piso.

- señor Campbell por favor no se lo haga más difícil, ella ya no puede sentir aquel abrazo- dijo el estúpido doctor.

Claro que lo podía sentir, su calor y su amor paterno, todo lo podía sentir,<<papi te amo>>, fue mi respuesta para aquel abrazo, para aquel Adiós.

-Te amo hija-. Murmuro y cayo a mi cuerpo frio, abrazándolo más fuerte, mojando con sus lágrimas mis mejillas, me acerque a él y le di un último beso.

-Adiós papá.

&quot;Siempre te amare&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora