❁ Tres ❁

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— Mierda, no.  

Reclama. Lanzando su celular en algún lugar de su cama. Cierra los ojos y aplasta una de sus almohadas entre sus brazos.

Yuri se encontraba echado en su cama, con la vista fija en el techo, era de un color amarillo, tal vez naranja. Yuri llega a la conclusión de que el techo es parecido al color damasco, o algo así.

Él ahoga un gemido sobre su almohada, aprieta su cara en esta y gira. El rubio no puede creer que esté haciendo esa clase de berrinches sobre su cama.

Se sentía idiota, un poco.

Necesitó de un minuto para enderezarse y apretar su cara contra la almohada que ahora se encontraba entre sus brazos.  Vuelve a tomar el celular que está abandonado a uno de sus costados.  Pasa sus dedos rápidos desbloqueándolo y la imagen que ve en éste le provoca un vuelco en su estómago, y quizás esa sensación era agradable.   

Sus ojos se quedan fijos en el contenido que se reproduce en la pantalla.

Se queda observando,  con las manos temblorosas, con los sonidos del latido de su corazón de fondo.

¡Hey, Beka!—Yuri puede reconocer su voz, entre medio del ruido y de otras voces. — Ven aquí .   

Luego suelta una risa, la imagen se vuelve borrosa hasta llegar a negro. En ese instante Yuri puede escuchar algunas palabras, la voz de Chris acompañada de risitas— Pero mira lo que tenemos aquí.   

— Oh Dios, sabía que esto iba a pasar en algún momento.  —En la cámara aparece Phichit, con su cara demasiado cerca, y los ojos brillantes. — Ok, vean esto.   

La cámara vuelve a moverse, se vuelve borrosa y enfoca los pies, hay un movimiento brusco hasta que da a un lugar exacto.  

El corazón de Yuri se para en ese momento, sus mejillas arden y desea arrojar lejos, otra vez, su móvil.  Pero no puede despegar sus ojos de la pantalla, a pesar de que ya ha visto aquel video antes.

Esta se enfoca lo suficiente, y le muestra a él sobre las piernas de Otabek.  Están en un rincón de la habitación,  ambos sentados sobre una especie de sillón pequeño.

— ¡Wow!

— ¿Está bien que sigamos?

La cámara vuelve a moverse  y ahora muestra una poca iluminada versión del rostro del suizo, la cual afirma y guiña.

— Ok, estamos… en realidad celebrando nada, al parecer las cosas  subieron de tono.  

La cámara le enfoca  a ambos, cada vez más cerca. Estaban en la misma posición anterior, Yuri sobre las piernas del otro, la diferencia es que Otabek tenía las manos apoyadas en el trasero del rubio.  

— ¿Está bien acercarnos?  Las cosas están mejor de cerca.

— Que sucio.

Ambos sueltan una risa, la cámara fija en  la pareja sobre el sillón.  Se están besando rápido, los labios de ellos encontrándose para demorar en separarse.  Otabek le dice algo y él ríe, pone sus brazos alrededor del cuello del otro y vuelve a acercar sus bocas, estas chocan y siguen juntas, lamiéndose, Otabek succionando el labio inferior de Yuri.

La imagen cambia, mostrando ahora la cara del rubio. Sus mejillas están rojas, tiene los ojos cerrados y hace un movimiento extraño con sus caderas.

Yuri siente sus ojos perderse, incluso puede escuchar los suspiros despacio que suelta, estos viajando a través de los auriculares hasta sus oídos.    

Oh Dios, no. Él no puede seguir escuchando.

Una noche después, Yuri se encontraba con Otabek escuchando música en la habitación. En realidad la música había pasado a segundo plano hace mucho.  Otabek tenía la cabeza de Yuri sobre sus piernas, estaba haciendo una trenza en el cabello ligeramente largo y rubio.  

— ¿Dónde aprendiste a hacerlas?  

— Antes de que mi hermana creciera, ella dejaba que le peinara de cualquier manera.  Mamá salía temprano al trabajo, y bueno, era algo como mi responsabilidad el cuidar de ella, soy el hermano mayor.  — le dijo, dejando un toque cariñoso sobre su frente. — Luego llegaba papá, pero él no iba a arreglarle el pelo. Me gustaba hacerlo.

Yuri sonrió con ternura, imaginándose a un Otabek de doce años intentando el arreglar el pelo de una niña pequeña de cuatro.  

— Que lindo— comentó.

Otabek sintió sus mejillas calientes y desvió su mirada a la vez que soltaba el pelo de Yuri.

Él se quedó mirándole, estudió su rostro y su mentón fuerte. Las facciones de Otabek eran guapas y masculinas, todo eso iba en contraste con sus labios que parecían estar pintados de un suave rosa. El pensamiento de que él había besado estos invadió rápido su cabeza, se sintió tímido y torpe.   ¿Le besó mal?  Esa era una duda que siente iba a inquietarle.  

Yuri estaba ignorando el hecho de que, justo en estos momentos, tenía ganas de besarle de nuevo.

— Yura, ¿Te pasa algo?  

La boca de Otabek nunca antes le había parecido tan atractiva, era como una maldita cosa que no podías el evitar mirar. Yuri sacude su cabeza, se gira dándole la espalda a Otabek.

— ¿Podemos dormir? —Se las arregló para decir Yuri— Está jodidamente helado.

— ¿Tienes frío?  Me iré a mi habitación, entonces.

Yuri suelta un poco de aire, acababa de poner su cabeza  escondida entre las sábanas, sus manos apretadas contra el colchón.

— ¿Vas a abrazarme? —Pregunta. Con su voz apenas entendiéndose.

Y él quería decirle que se quedara. Quería decirle que durmieran juntos por las noches siguientes. Tenía unas gigantescas ganas de gritar acerca de todas sus carencias.

— Porque sí, Beka. Tengo frío.   

Yuri siente el como Otabek se pone de pie. Cierra sus ojos y parpadea rápido, encogiéndose más en su lugar. Pude que haya dicho algún comentario fuera de lugar, pero incomodar al otro no estaba dentro de sus intenciones. ¿Por qué Otabek tenía que ser tan impredecible? Yuri ni si quiera se hubiera molestado en el caso de que Otabek fuera quien le hubiese pedido, indirectamente, un abrazo.  

— ¿Así está bien?

Yuri se quedó en silencio, arreglando sus pensamientos. Otabek se había levantado para ir a meterse entre las sábanas junto a él.   Tenía el mentón del Kazajo entre  su hombro y cuello, la respiración lenta del otro incluso podía sentirla.  El mayor se removió acomodándolos a ambos,  ahora esa respiración chocando contra su cuello, los dedos recorriendo el estómago de Yuri, debajo del pijama.  Él no estaba seguro de qué decir exactamente, o de qué manera moverse. Solo sabía que Otabek le estaba  abrazando como el mismo le había pedido, y no sabía si aquel tacto debía sentirlo tan bueno.    

Yuri tenía ganas de darle un golpe, decirle que se alejara, él lo habría hecho. Pero allí estaba esa sensación que aparecía cada vez que  estaba cerca de Otabek.  Yuri nunca había dormido de esa manera con alguna persona, y lo asoció a eso,  Otabek y la sensación tenían una conexión invisible que era el descubrir, el experimentar. Después de todo su mejor amigo le había mostrado cosas que él antes no conocía.

Él apretó sus ojos fuertes  perdiéndose, rindiéndose, esperando que él día llegara rápido.  

No escribí antes porque estaba drogándome con Love Paint  de NU'EST.
La flojera me consume.

Espero que  no sea tan enredado este capítulo.

¡Hey, Beka! [Otabek x Yuri.P] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora