❁ Dos ❁

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Yuri mira su cuerpo frente al espejo.   Tiene la cara sonrojada, los ojos verdes brillando, abiertos en su totalidad.  
Él suelta una risa tonta y el cabello que tapa un poco sus ojos se mueve, levantándose.

— Serás idiota.

Él está duro. Tiene un cuerpo firme.
Yuri puede darse cuenta de ello cada vez que pone sus manos sobre su propio cuerpo.

Lleva las manos hacía su vientre, tocando, sintiendo el cómo sus músculos están cada vez más firmes, sin embargo, Yuri no siente más que planizas. No hay un rastro de músculo masculino del cual él pueda alardear.  Ni si quiera tiene una espalda ancha de la cual enorgullecerse.  Su zona abdominal es una lástima, sin rastro de cuadritos o algo parecido.

Lo único bien que estaba de su cuerpo eran sus piernas duras, y nada más. Yuri tenía la idea equivocada rondando por su cabeza.

 ¿Por qué su cuerpo lucía más pequeño que el de otros hombres?  ¿Era por qué aún era un niño? Él niega, auto convenciéndose  de que no es por eso. Ya tiene dieciséis, en algunos meses más va a cumplir los diecisiete, él no es un niño en lo absoluto.  

¿Era por qué bailaba ballet? No, Yuri acaba sintiéndose molesto. No  podía culpar al ballet de ello, Otabek lo practicaba y estaba bien.   Había otros chicos que lo practicaban y estaban bien, al parecer solo Yuri tenía problemas.

Él, Otabek,  para ser precisos, estaba bastante bien.

— Ese idiota. —refunfuña, mirando su aún rojo rostro. — ¿No puede vestirse?

— ¿Yuri?  ¿Estás bien allí adentro?  

Silencio. Yuri aprieta sus ojos sintiéndose pequeño.

Se apoya en la puerta, con la cabeza hacia atrás dejando que el tiempo corra y los invada el silencio.

Otabek mira la puerta cerrada con ojos curiosos. Yuri había salido corriendo apenas sus pies se colocaron fuera de la habitación, y él solo quería preguntarle si es que el rubio tenía ganas de comer algo.  

El kazajo suelta un suspiro y lleva sus manos en dirección a la toalla que está sobre su cabeza. La mueve en suaves y cortos círculos, luego sacude su cabello y lo siente seco.  

Yuri cierra la puerta tras suyo despacio.  El rubio tenía la vaga esperanza de estar solo él en casa, como le había estado sucediendo desde algunas semanas anteriores.   

Pero él estaba allí, sobre el sillón secando su cabello.   

Todo suceso ocurrido antes era real.
Otabek estaba allí, deteniendo las gotas que bajaban de su pelo oscuro hasta la espalda.  

Era una vista que tal vez Yuri no deseaba ver tan tarde por la noche.  Y de todas formas sus ojos parecían no querer despegarse de allí.

— Deberías ponerte ropa. —Dice Yuri con la mirada perdida en algún lugar del suelo. Escapando. Huyendo de lo que sea que Otabek le tenga como respuesta.

Era la primera vez en días que veía a Otabek. Habían pasado tres días desde la vez que le besó.  Y el rubio ya estaba comenzando a preguntarse por qué el otro había desaparecido.  

— ¿Dónde estabas, Beka?  —Pregunta, acercándose despacio.  Yuri puede jurar que escuchó al otro suspirar. — ¿Está todo en orden?

— No… nada va bien. —Susurra Otabek, sin quitar sus manos de la toalla. — Ya sabes… sobre eso

— Pensé que habían acabado.  

Yuri vuelve a sentirse molesto, sus cejas arrugándose en un gesto rápido. Sus manos nerviosas juegan entre sí, Yuri siente que sus mejillas se vuelven calientes.  — Beka…

— Y yo la quiero.   

Y allí estaba de nuevo eso.
Esas palabras que Yuri, a veces, no pocas, odiaba escuchar salir de la boca del otro.
Otabek mandando al carajo todo lo que él tenía que decirle.

Yuri se acerca, con sus ojos verdes dolidos —  Tú también me quieres a mí, Beka.

Otabek mueve su cabeza  y Yuri se siente perdido. ¿Es eso un si, tal vez un no?  ¿Cuánto tiempo estuvo esperando para que él se atreviera a decirle algo?

Más silencio.  Y las palabras mueren cuando Yuri se aproxima, tranquilo,  con una sonrisa indescifrable sobre su rostro.

A la mierda.

— Eso es distinto, tú sabes que sí lo hago.

Pone sus manos pálidas sobre la espalda de Otabek, sus pieles contrastando.

Y deja un beso sobre su hombro más moreno y desnudo.

Entonces quema, Otabek siente que el beso aquel deja fuego sobre sus pieles.  

— No dejes que tu familia se entrometa, Beka.

El chico mayor abre sus ojos de par en par.  Luego, suelta una sonrisa y deja a Yuri en su regazo, pasa sus dedos por entre medio del cabello rubio. Es un hábito  que Yuri intenta olvidar y pasar de alto. No a todo el  mundo le gusta que su mejor amigo juegue con su cabello.  Pero ahora va a dejar de tomarle importancia, pasa sus brazos por el cuello de Otabek y ríe.   Luego abre sus ojos y los de ambos se encuentran.

Entonces no necesitan más para saber que nada les falta, y todo está perfecto con ellos dos allí abrazándose, acercando sus corazones.

— Tienes ganas de llorar. —Dice Yuri, con su mirada atenta en la del otro. — Siempre has estado para mí.

Yuri deja una caricia en la mandíbula del otro.  Y luego le besa suave en el mismo lugar.

Otabek siente su corazón ir a mil para después caer profundo,  sus pensamientos se pierden en lo que es la sonrisa de Yuri, y se siente bien, de una manera dolorosa.

— Cállate. No digas nada. — le susurra, Yuri tiene una mirada llena de determinación. — Y yo quiero estarlo para ti, Beka.

Yuri se levanta, deja una sonrisa floja y comienza a caminar en dirección a su habitación. Aún siente la mirada de Otabek sobre sí, sobre los pasos inseguros que él está dando.

Otabek se levante, y lo sigue.  Con una idea rondando por su cabeza.

— ¿Estás llorando? —Le pregunta, Yuri niega con su cabeza. — Está bien si lo haces

— No, estoy bien. —Yuri baja su mirada a la vez que susurra lo suficiente de despacio — Yo… yo solo…

Otabek intenta sonreírle, con su corazón temiendo, latiendo rápido. Las palabras quedándose atascadas en su garganta —…Nosotros… ¿Estamos bien?

Yuri apoya la cabeza en el marco de la puerta que da a su habitación. — Deberías ir a dormir.

 Él puede sentir como unos ojos tristes le miran tan fuerte. Y es débil, Yuri es débil justo en ese momento.

— Oye, Beka…

“...Te quiero…”

Yuri levanta la vista, sintiendo el cómo sus nervios aumentan. Le mira asustado a Otabek con el miedo de haber pensado en voz alta.

— Estamos bien.   

 ❁❁❁❁❁


Mi dislexia me puede.   (A veces, escribo cosas como “ocmo, perquo, aeunqu, letavan” es molesto cambiar el orden de las palabras)

No piensen mal sobre algunas cosas que escribo.  
Mezclé las ideas men.   
Tengo muchos “fanfics” rondando por mi cabeza.

¡Hey, Beka! [Otabek x Yuri.P] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora