❁ Ocho ❁

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Yuri se quedó un segundo más parado en frente del gran espejo en su baño. Parpadeó un par de veces y luego llevó sus manos heladas hacia su cara. Y observó, esperando tal vez que algo ocurriera bajo la insistente mirada que lanzaba a su reflejo.

Espero un momento, y luego otro. Mordiendo su labio inferior insistente de que algo ocurriera.

Pero no pasaba lo que sea que él estuviese esperando.

No había nada de diferente en él aquel día. No había atisbos de que algo realmente importante hubiera ocurrido durante la noche anterior.

Seguía siendo él, con sus mejillas un poco resecas—por el frio— y sus ojos grandes y verdes. Tenía los mismos lunares de siempre y su pelo seguía en el exacto largo del día anterior a este y anterior a los otros.

Sabía que, realmente, se despertaría como en días anteriores, entonces ¿por qué se había sentido decepcionado? No es como si estuviera esperando que al cumplir sus diecisiete años ocurriera en él un cambio mágico e inexplicable. Esas cosas no pasaban, o por lo menos no a alguien como él.

Yuri suspiró frustrado y cayó en la cuenta de que era mejor regresar a la comodidad que le ofrecía su cama en un momento anterior. No tenía siquiera ganas de levantarse a comer algo, tampoco iba a ir a saludar a Otabek. Él había salido la noche anterior y Yuri sabía que no se lo encontraría hasta altas horas de la noche.

Al menos a Yuri le hubiera gustado despedirse, siquiera desearle un quedito buena suerte o quizá un regresa pronto.

Yuri tensó sus hombros. Estaba agotado y su cabeza dolía como una mierda.

Odiaba todo y a todos.

Y odiaba también el día de su cumpleaños.

¿Qué le había hecho creer que este año sería diferente?

Desde la protección que le ofrecían sus almohadas Yuri se encargó de resoplar, eran cerca de las dos de la tarde y tenía demasiada flojera como para estirar uno de sus brazos al celular que sonaba insistente en algún lugar perdido entre sus sabanas y cobertores. Al final se levantó rápido y escuchó con una sonrisa enorme la felicitación que le dio su abuelo desde el otro lado de la línea. El hombre mayor no solía llamarle mucho, o por lo menos, Yuri encontraba que escucharse ambos una vez a la semana era demasiado poco. La risa de su abuelo le hizo volver a concentrarse en lo que él le decía.

— ¿Vas a regresar, hijo? —le preguntó cuando ya casi estaba por finalizar la llamada.

Yuri aguardó un segundo, pensando. ¿Había considerado volver antes? — Cuando inicie el verano.

Dijo al final sin mucha convicción, tal vez dejando aquel verano suspendido en el aire.

Yuri se giró en la cama, dejando a su celular caer a un constado. Luego achinó un poquito sus ojos para ver con más claridad el calendario—que seguía en febrero— quiso golpearse por hacer aquello. Le quedaban alrededor de tres meses y unos días para regresar a Moscú. Él lamió sus labios pensando que aún había tiempo, claro. Yuri debía terminar sus clases. Estaba en último curso y se daba las libertades suficientes como para faltar todas las veces que quisiera. ¿Por qué era así? El volvió a suspirar y tomo su celular otra vez, sin nada más que hacer.

¿Qué iba a hacer cuando su año escolar terminara? Tenía unos amigos, no muchos, a los cuales iba a extrañar cuando regresara a la casa de su abuelo. Tenía un gato joven y huraño que solo les visitaba en busca de comida y calor, en realidad el gato era de Otabek, pero a Yuri poquito le importaba eso. Tenía a Viktor, a Ilena— una chica en sus veinte que era veterinaria y vivía en el piso de abajo— Yuri se dio cuenta esta vez que su círculo amistoso era pequeño, bastante reducido, pero estaba bien, incluso solo con Otabek era suficiente.

Iba a extrañar a Otabek un montón, también.

Yuri respiró profundamente, mandando a la mierda todos esos pensamientos deprimentes que se instalaban en su cabeza.

Ahogó un gritito pequeño debido a las conflictivas emociones que florecían dentro de él. Quería quedar en blanco, fugarse un rato de sí mismo. Yuri tenía unas enormes ganas de dormir y despertar al día siguiente. Despertar al lado de Otabek y escuchar música juntos ¿Era eso mucho pedir?

Él volvió a sacudir su cabeza rápido, negando aquella idea mientras pasaba revisando las imágenes de su celular. De pronto sus mejillas subieron veloz a un tono rojo y quiso lanzar su celular lejos, Yuri mordió su boca al no recordar cuándo habían hecho aquellas fotos en la cocina.

Era tan mierdoso, y extraño.

La fotografía había sido tomado unos meses atrás, mucho antes de que aquello que tenían comenzara, Yuri silenció un momento sus pensamientos y aguardó... se sintió estúpido por un momento y unas ganas locas de reír a carcajadas le asaltaron.

Otabek tenía una bonita sonrisa y él parecía asqueado en la cocina, con un delantal color pastel y mayormente embetunado con una sustancia celeste. Yuri oprimió una risita al darse cuenta en lo terrible que era cocinando. Incluso, en la imagen él tenía una pequeña colita lo suficiente de sucia con harina ¿qué era eso?

—Que desastre.

Fue cuando se dio cuenta de que Otabek había terminado compartiendo muchas de sus cosas con él. Que nadie más que su mejor amigo le había acabado dando cosas que antes solo habían sido suyas. ¿Por qué sentía que ese era su lugar? Yuri también le había entregado demasiado, es decir, se habían besado, y habían compartido momentos tan íntimos, que incluso Yuri al recordar quería un poquito morir de la vergüenza.

Había peleado y habían reído también un montón, y a veces, durante la noche solían tomar sus manos en un mutuo acuerdo de silencio donde las palabras se volvían superfluas y con solo eso bastaba para que alguno de ambos sonriera.

Y en sus momentos felices, como en esa tarde en la cocina, Yuri pensaba que era como probar un pedacito de cielo. ¿Por qué con Otabek era capaz de hacer cosas tan vergonzosas?

Yuri lo sabía, pero allá él si iba a admitirlo.

Y él lo quería, y era real. Esa nada que ocurría entre ambos era algo sincero, sin embargo, Yuri no quería creer en palabras bonitas.

Yo de nuevo, al fin con internet. 

He estado pensando mucho sobre este fic y debatiéndome sobre los finales que darle, digo a lo más serán unos quince capítulos, quizá menos, quién sabe. Me estoy concentrando en la otra historia que tengo de mis bebés, avanzando un poco para luego no atascarme. También han surgido varias ideas nuevas, pero hasta ahí.  ¿Lo leerían? 

*Yuri, por favor no dejes a Beka:c*

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2017 ⏰

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