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;Dreamcatchers;

Eran las once de la noche y yo me encontraba sola en mi habitación, respirando de manera entrecortada.

Se había cortado la luz y yo por primera vez me arrepentí de haberme mudado sola.

Tomé mi celular y encendí la linterna. Con el corazón latiendo a mil, me encaminé hacía la puerta.

En el momento justo en el que giré el picaporte, oí un ruido extraño en la cocina.

El miedo me erizo cada parte de mi cuerpo, pensé en llamar a Scott o a Stiles, pero descarté la idea.

Tenía que ser valiente alguna vez en mi vida, no quería que me vieran como la única de la manada que no se sabía manejar por cuenta propia. Aunque, tecnicamente, no sabía si integraba la manada, teniendo en cuenta que no era una mujer lobo, ni una mujer coyote, ni una banshee.

Una humana común y corriente. 

Al menos Stiles había sido poseído por un espiritu maligno. ¿Eso era una ventaja, no?

Razonando en que esto no era una maldita pelicula de terror y que las posibilidades de que un un muñeco poseído me atacara eran nulas, me arme de valor y corrí hacía la cocina.

Recorrí toda la estancía con la luz del celular y no ví nada fuera de lo común, salvo por la ventana que estaba abierta. Me acerqué a esta y con dificultad la cerré. Sin embargo a los segundos, me quedé sin respiración.

Yo no había dejado abierta la ventana. Estaba segura.

Es más, la única manera de abrirla era desde adentro.

Con las piernas temblorosas me acerqué al cajón más cercano y agarré la linterna de papá por si acaso.

Cuando giré me llamó la atención la foto familiar que descansaba sobre la mesa.

Josh y yo posabamos sonrientes, con nuestros padres a cada lado.
Fue tomada hace dos años, en mi décimo sexto cumpleaños.

Fue antes de que todo se fuera a la mierda, donde con mi hermano eramos unidos y antes de que hubiera ocurrido eso.

Eramos felices, odie tener que experimentar todo aquello que había arruinado la relación con mis padres.

Pasé mis dedos por el rostro de Josh, fruncí el ceño al sentir algo extraño. Volví a acariciar la foto y el mal sabor en mi boca aumentó.

Deje la imagen en su lugar y me dirigí al living, sin embargo mi mano tocó otra fotografía. La tomé y con la linterna la alumbré.

Tragué saliva al reconocer los rostros. Parrish sonriéndo a la cámara, mientras que yo lo observaba sólo a él, con una sonrisa de enamorada.

Cuando examiné con atención a Jordan, un dolor profundo en el pecho hizo que tambaleara.

Algo no andaba bien.

Tomé mi celular con apuro y marqué su número. Mis ojos comenzaban a nublarse y tuve que morder mi uña para tratar de concentrarme en otra cosa que no sea en el dolor.

—¿Eva? —contestó Parrish al segúndo tono.

—Jordan —suspiré con la voz entrecortada—. ¿te encuentras bien?

Al otro lado de la linea se escucharon unos gritos.

—Este no es un buen momento, Eva —al otro lado de la linea se oyó la voz del Sheriff Stilinski—, ¿estas bien? ¿estas llorando?

Hurricane ☆Theo Raeken☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora