A Year with Him [Namjin]

Enero 27

Kim Seok Jin descansaba plácidamente en las piernas de un chico desconocido, había estado toda la noche anterior pensando en aus recuerdos y olvidó dormir por lo que el desconocido no le negó que durmiera en sus piernas esa tarde cuando las clases acabaron.

— ¿Jinnie?— murmura Yoon Gi acercandose con una sonrisa taciturna— ¿Tu eres?

— En la fiesta ¿Recuerdas?—

Obviamente no, los recuerdos de la fiesta descontrolada a la que arrastró a Jin, Baek y Kyungsoo son totalmente borrosos, bebió demás y hasta puede jurar que vio a Jimin ahí, quizás hasta se perdió en una habitación con el mocoso Park.
Fingió reconocer al tipo e intentó levantar a Jin, parecía muy cansado como para llegar a casa.
Bien, quizás deba llamar a alguno de sus amigos para que les lleven a casa.

— Puedo llevarlos...—

— Estamos bien— contestó sacando su teléfono— ¿Namjoon? ... Sí... por favor... claro

Observó a su mejor amigo y suspiró, nunca más lo llevaría a una de sus noches locas.

— ¿Puedes ayudarme a llevarlo al auto?—

Park Chanyeol asintió mientras lo tomaba en brazos, Baekhyun tenía razón, el bajito era tan orgulloso como Kyungsoo.
Dejó a Jin en un auto negro donde un tipo moreno le observaba ceñudo, quizás deba dejar de meterse en problemas ajenos.

— ¿Lo llevas a casa, Namjoon?— preguntó Yoon Gi fastidiado— Te acompañaría pero aún tengo clases

— Bien...— gruño de mal humor el moreno— Asegurate de atarle el cinturón

Manejaron en silencio hasta la calle donde ambos vivían, estaba seguro de que todos se asombrarian de verlos juntos después de cuatro años alejados.

— Eres confuso, Jinnie— murmuró en voz baja— Si tanto me quieres por qué no me lo dices...

Porque Namjoon sinceramente no quiso rechazarle a los catorce años pero acabó haciéndole llorar y botando su declaración al tacho, no quería ser un juego para el guapísimo Seok Jin, quería que se esforzara para conquistarle, y esperó dos años su esfuerzo pero nada ocurrió, luego el chico desapareció durante casi un año y cuando regresó huía de todos como una diva enojada.

— Jin, estamos en casa...— lo removió lentamente para que despertara— Jin, es hora de levantarse

Pero no escucho sus típicos "Namjoon ah dejame dormir" o "5 minutos más, Namie", no escuchó nada del castaño y eso le asustó un poco.

— ¡Kim Seok Jin levantate ya!— gritó enojado— ¡Arriba!

El castaño abrió sus ojos rápidamente y se sonrojo hasta la punta del cabello, Namjoon estaba seguro de que reiria o se quejaria o en el peor de los casos le preguntaría porque el lo trajo a casa pero el chico no hizo ninguna de esas cosas.

—¿Jin?—

Los ojos del chico se llenaron de  lágrimas y negó, Namjoon no entendió nada, empezaba a frustrarse, sobretodo cuando el chico negaba suavemente señalando la casa.

— ¿Sucede algo?—

Negó presa del pánico, solo estaba confundido y muy aterrado de que Namjoon descubriera su secreto.

— ¿Jin?—

Jin se bajó del auto y echó a correr hacia algún lugar lejos de ahí, Namjoon intentó seguirle pero el chico parecía demasiado rápido y escurridizo, lo perdió de vista cuando doblaba alguna esquina y no pudo evitar soltar un grito de frustración.
Sin embargo, un pequeño papel blanco donde antes había estado Jin le llamó la atención.

"No puedo hablar contigo ahora, Namjoon, lo siento"

¿Que significaba eso? ¿Acaso era mudo?¿Acaso le odiaba tanto que no quería ni hablarle? ¿Qué le hizo él a Jin?

— Mamá, ya llegué— gritó entrando en la casa— Mamá, tengo una duda

— ¿Sí, bebé?—

— Te acuerdas de Seok Jin, el vecino—

La señora fruncio el ceño recordando, claro que se acordaba del niñito amable que solía vivir al lado.

— Si claro— contestó sonriente— ¿Te lo encontraste? ¿Estaba mejor?

— Vive al lado mamá, raro sería no encontrarmelo— murmuró fastidiado— Además estudiamos juntos

— Los padres de Jin viven al lado pero Jinnie no, Namie— contestó su madre con el gesto pensativo— El pequeño se marchó hace dos años después de lo que le pasó...

— ¿Qué le pasó?—

La mujer negó, ella no era quien para contarselo.

— ¡Mamá!—

— Jin es un.chico especial, Nam— le dijo su madre sonriente— Y su voz es su mayor tesoro