Capítulo II

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Despertar fue doloroso, recuerdos de lo sucedido nublaban mi mente, Lucas gritando y llorando, el rostro de Jason fuera de sí, Marcus quieto con la cabeza baja como derrotado y... Mason ¡Oh Dios mi hermano!. Muerto. A eso se refería el murmullo, las lágrimas volvieron a mi, cayendo suavemente por mi rostro lleno de dolor. De repente caí en la cuenta de que sentía mis lágrimas, poco a poco fui volviendome consiente de mi alrededor. Abrí los ojos muy lentamente, al principio ví blanco y tuve que parpadear varias veces antes de poder reconocer las siluetas y objetos que estaban en el lugar.

¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?

Estaba en una pequeña habitación, el sol entraba por la ventana abierta, un pequeño dolor punzante en mi brazo me hizo mirar mi mano, alguien me había puesto una canalización. Seguí el pequeño tubo rojo hasta una pequeña bolsa de transfusión, con desespero me la saque, aparte la manta que me cubría y me paré, el dolor que sentí fue tan horrible e intenso como el momento en que... me dispararon, me desplome con un pequeño grito. No podía levantarme, dolía demasiado y mi cuerpo se sentía muy pesado. Enfrente de mi una puerta se abrió y unos pies con pantuflas color marrón se detuvieron ante mi.

-Oh no mi niña-  la cálida voz de una mujer de avanzada edad- has perdido mucha sangre.

-¿Quien es?- pregunte muy bruscamente- No me toque, no se me acerque.

-Vamos, vamos- me sujeto con sus arrugadas manos pero fuertes- mi niña, que tus heridas aun no sanan y no querrás se abran.

Con la fuerza de un leñador me levanto sin problema, me ayudo a volver a la cama, más bien me cargo. Volvió a conectarme la canalización, sin casi sentir el pinchazo en mi mano. La vi bien entonces, no estaba equivocaba, era una mujer de avanzada edad, algo encorvada por el peso de los años. Se movía con agilidad, sus manos estaban arrugadas pero eran fuertes, sus ojos eran grises y lúcidos, su rostro era redondo y gentil. Puede sonar loco, pero una energía arrulladora salía de ella, como la luz de una vela que el viento esta a punto de apagar, creo que el haber perdido tanta sangre estaba produciendo me alucinaciones.

-Mis hermanos...

-Han sido secuestrados.

-¿Quienes eran esos sujetos? ¿usted sabe quiénes son?

-Personas oscuras, mi niña- sonó sombría- personas horribles. Asesinos, las sombras y muerte van con ellos. Tú niña mía tienes suerte de haber sobrevivido

¿Suerte? Mataron a mi hermano.

-Cuando te encontramos- prosiguió la anciana- pendías de un hilo, estabas al borde mismo de la muerte, no creímos lograr salvarte- me miró con sus ojos grises sin expresión- la Oscuridad clamaba una víctima y tu la venciste.

-Si la reclamo

-¿A que te refieres mi niña?

-Mi hermano- dije tratando de no romper en llanto- uno de ellos... Mason- ella me miro sin entender,moviendo la cabeza- ellos lo mataron. Le dispararon en la cabeza. Yo... lo vi... Estaba cerca de mi

Ya no pude contener las lágrimas, la mujer parecía confundida, tomo mi mano y se sentó a mi lado en la cama.

-Mi niña- me dijo calmadamente- no había nadie junto a ti. Estabas sola.

-No, el estaba ahí... El...

-Tranquila, tranquila- acarició mi cabeza- sera mejor que descanses. Hablaremos cuando te recuperes.

Su voz de torno fría al igual que su rostro solo por un momento, salió de la habitación, antes de que la puerta se cerrase, sentí de nuevo esa energía arrulladora. La energía me transmitió una calma, parte de ella hizo que sintiera mucho sueño, trate de vencerlo, pero al final caí en un sueño profundo. No sentia dolor, ni pena, no sentía nada, solo quietud.

Guerra OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora