Parte 1

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El sol lucía como siempre, no había casi aire y la temperatura era agradable. Aquel era un buen día. El pequeño dragón, de apenas cinco años, salió de su cueva y se estiró, contemplando lo que iba a ser su campo de entrenamiento un día más. Sacudió todo su cuerpo, su cola, sus alas, para despertarse definitivamente y descendió con pequeños saltos hasta una zona despejada. De hoy no pasaba, hoy por fin echaría a volar.

Tobio Kageyama era un joven dragón en edad de aprendizaje. Los dragones son conocidos como una de las criaturas más inteligentes que puedan existir, sin embargo él se encontraba por debajo de la media, por lo que le resultaba más complicado aprender las nociones básicas, y ahora necesitaba aprender a volar ya que los dragones de su misma edad ya podían hacerlo. Su falta de intelecto era suplida por su enorme esfuerzo por aprender y mejorar, lo cual, unido a un gran espíritu aventurero, le conducía a meterse en problemas con más frecuencia de la debida.

Buscó un poco de altura y subió a una roca un poco alta. Respiró profundo, estiró sus alas y equilibró su cola, se impulsó y dio un gran salto hacia el aire. Aterrizó en el suelo en frente de la roca. No lo había logrado y en su cara se abrió paso una expresión de frustración. Sin embargo, no se rindió y volvió a subir a la roca. Se disponía a saltar de nuevo cuando una estridente y algo molesta voz le interrumpió.

- Tobiooooo! - se aproximó otro dragón de pelo de bronce.

- Buenos días, Oikawa!

Tooru Oikawa era un dragón joven pero muy inteligente para su edad. Inteligente y presuntuoso, eso era Oikawa. El mencionado se acercó con una sonrisa pícara.

- Tobio, tienes lo que necesitas saber en tu cabeza. Seguro que todavía no puedes volar porque no has tenido un reto suficientemente bueno, verdad? - y de repente se sorprendió, golpeando su puño derecho contra la palma de su mano izquierda, fingiendo haber tenido la mejor idea de su vida - Seguro que en el acantilado consigues la motivación necesaria para conseguirlo, no?

- Si! Seguro que allí podré volar! - respondió, emocionado.

Los dos se dirigieron al mencionado lugar, que se encontraba bastante cerca, por lo que no les llevó mucho tiempo.

- Vamos, Tobio! - Oikawa, con tono burlón, desde atrás le incitaba a aproximarse a lo alto de las rocas, al borde del acantilado - Aquí hay una gran altura hasta el suelo, tendrás tiempo de sobra para intentar volar.

- Oikawa! - alguien gritó casi rugiendo a espaldas de los dos chicos - Deja a Kageyama tranquilo!. Debe aprender a su ritmo - otro dragón de escamas oscuras apareció. Era Hajime Iwaizumi - Kageyama, no te preocupes, tómatelo con calma.

Oikawa e Iwaizumi eran un poco más mayores que Kageyama, y, aunque no tenían ningún tipo de obligación ni relación familiar, ambos cuidaron del pequeño como si se tratase de su propio hermano, cada uno a su manera.

- Iwaizumi, tranquilo - contestó Oikawa colocando una mano en el hombro del otro dragón - Tobio no es tan tonto como lanzarse desde aquí arriba.

Kageyama estaba ahora en el borde, sin hacer mucho caso a lo que los otros decían. Echó un vistazo a la caída que había frente a él y giró sobre sus talones, retrocediendo sobre sus pasos, pasando de largo de los otros dos dragones.

- Lo ves? No es tan tonto en el...

Pero Oikawa tuvo que cortar lo que iba a decir cuando vió que Kageyama empezó a correr en dirección al acantilado de nuevo y saltó al vacío. Un ahogado y agudo grito salió de su garganta antes de lanzarse detrás del pequeño. Iwaizumi lo siguió mientras gritaba e insultaba a Oikawa.

El pequeño dragón seguía cayendo y cayendo. No daba la impresión de que fuese a alzar el vuelo para detenerse. Iwaizumi y Oikawa apuraron su caída tanto como pudieron. Increíblemente, había suficiente altura e Iwaizumi pudo agarrar al chico antes de convertirse en un dragón estrellado.

- Joder! Mueve las alas o algo! Casi te matas! - Oikawa le estaba gritando a medida que se aproximaba a los dos chicos.

- Um... Lo siento... - Kageyama se disculpó y encogió un poco en los brazos de Iwaizumi.

- Maldito Oikawa! En primer lugar, la culpa fue tuya por haberle incitado a probar semejante locura - Iwaizumi replicó - Kageyama, eso fue muy peligroso. No lo vuelvas a hacer! Volvamos a un sitio más seguro y te enseñaré de nuevo desde el principio, pero más te vale prestar atención.

Iwaizumi era un dragón robusto y fuerte para su temprana edad. Era como un protector para Kageyama. Con mucha paciencia, le enseñó la mayoría de las cosas que conoce, lo cual tiene mucho mérito dadas las capacidades intelectuales del pequeño, y siempre podia contar con él cuando necesita ayuda.

Por otra parte, Oikawa era muy diferente. Era el mejor amigo de Iwaizumi, parecían inseparables, pero eran muy diferentes el uno del otro. Mientras que Iwaizumi brinda su ayuda al pequeño Kageyama, Oikawa se burla del chico y rara vez le apoya o le enseña algo de utilidad. Cuando se aburre, le incita a hacer cosas estúpidas ya que eso le divierte enormemente.

En todo caso, para Kageyama, ellos eran sus hermanos y familia, con sus más y sus menos, podía contar con cualquiera de los dos.  

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