Parte 4

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Siempre le habían advertido de los peligros que acechan fuera de las tierras de los dragones y él no hizo caso. Sus ansias de superación y egoísmo lo llevaron a aquella lamentable situación y a encontrarse con aquellos extraños y peligrosos seres. Y todavía más, se había comido algo que posiblemente lo llevaría a la tumba. Se sentía demasiado estúpido incluso para ser Kageyama.

Recordó muchas de las historias que su madre le contaba de pequeño. Todas las que hablaban del más allá de los límites de la tierra de la colonia tenían un mal final y a menudo ello estaba relacionado con unos seres violentos y terroríficos. Estos se conocían como "humanos". Todas las historias en las que los humanos aparecían daban mucho miedo.

Los humanos caminaban sobre sus patas traseras, en postura recta y cubrían su cuerpo con pieles que obtenían de matar animales. Eran de constitución más bien débil, aunque había algunos bastante fuertes, pero su debilidad era suplida con las cosas que ellos mismos fabricaban. Cazaban animales no solo para alimentarse, sino también para extraer materiales para sus extraños objetos. A medida que evolucionaban se volvían más peligrosos.

A Kageyama le habían contado que los humanos buscan y cazan dragones para obtener sus conocimientos y habilidades. Con las pieles y escamas de dragón creaban armaduras fuertes, y con sus alas pretendían alcanzar las alturas. Los humanos buscaban el control de todo cuanto existía. Sometieron la tierra que pisaba y a algunos animales, pero querían más, querían el control del cielo. El ser humano siempre ha querido volar.

Kageyama se estremeció. Podría ser que aquellos seres fuesen humanos? Eran terroríficos, violentos y le había arrojado cosas que no se encuentran en la naturaleza. Definitivamente, eran humanos.

Se sacudió de nuevo, encogiéndose más sobre sí mismo. Era realmente estúpido por desatender a las advertencias y salir de la zona segura. Ahora se encontraba en una situación lamentable, posiblemente iba a morir en cualquier momento, y se lo merecía.

El sol se fue y llegó la oscuridad. En aquel lugar la oscuridad era más fría que en su hogar, añadiendo más frío y escalofríos a su cuerpo. Echaba de menos su hogar y a sus compañeros...

No pudo dormir debido al dolor y apenas había aparecido el sol cuando sintió que algo se aproximaba a él. Sus sentidos estaban desajustados y no había sentido la presencia cuando llegó. Olfateó un poco y notó que era un olor que había percibido anteriormente, en la cueva en la que se escondió por primera vez hasta que fue perturbado por aquellos humanos. Finalmente, lo habían encontrado de nuevo y seguramente lo iban a matar, así que no se molestó en moverse ni abrir los ojos, lo que tuviese que pasar pasaría, y si le iban a arrancar las escamas y las alar, esperaba que al menos lo matasen primero, de todas formas sería mejor que el dolor agónico que en esos momentos estaba sintiendo.

Los pasos se detuvieron. y una suave voz se escuchó.

- Hey, oye... estás bien? Estás muerto? - dijo el extraño.

Kageyama abrió un ojo lentamente para echar un vistazo. Y allí estaba, el humano mayor con pelo de fuego se encontraba a una distancia prudencial del cuerpo de Kageyama y le estaba hablando. No era muy alto pero tenía un cuerpo musculoso.

Kageyama se sintió ofendido e irritado. Estaba tan maltrecho que ni siquiera podía intimidar mínimamente a aquel enano.

- Ah! No estás muerto! - sonrió el humano - Oye, de verdad eres un dragón? No puedo creer que Natsu tuviese razón... Eres un dragón! - sonrió más y sus ojos brillaban - Aunque eres un poco diferente a los dragones que conocemos...

"Dragón" otra vez. Podría ser que los humanos usasen ese término para referirse a la especie de Kageyama? Era posible.

- Ahh... Pero tienes un aspecto lamentable. Tienes el cuerpo lleno de heridas y quemaduras, y tus alas... la red de tus alas está muy deteriorada... Además pareces enfermo. Qué ha...

Camino a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora