Parte 11

391 39 6
                                    

Con cada día que pasaba, más se aproximaban a su destino. Aquella vegetación, aquellos relieves y aquel clima, eran conocidos para Kageyama. "Ya falta poco", se emocionó pensando, "voy a volver a la colonia!", y entonces se detuvo en seco, "la colonia... oh, no...". Salió del trance para correr hacia Shouyou, que lo había sobrepasado, y agarró su brazo.

- Ah... Mmm... - trató de decir algo.

- Pasa algo Kageyama? - el pelirrojo se preocupó.

- Nosotros... Estamos cerca de mi tierra... De la tierra de dragones... Tú... - no quería preguntar, pero debía hacerlo - Tú todavía quieres acompañarme?

- Eeehh? Qué clase de pregunta es esa! - Shouyou se indignó - Por supuesto que quiero acompañarte.

Kageyama sabía que aquello estaba mal, estaba muy mal. Estaba seguro de que había dado muchos problemas a sus compañeros dragones y ahora aparecía con más problemas. Él mismo se había vuelto inútil para sobrevivir sin sus alas y llevaba consigo a uno de los seres más temidos que podían existir, un humano. No había forma de que aquello acabase bien, sobre todo para ellos dos.

- Shou-Shouyou... Yo... No sé lo que va a ocurrir a partir de ahora - trató de explicar - Esta es una zona muy peligrosa, sobre todo para ti, y sin mis alas no podré protegerte correctamente. Además... - tragó saliva - Además, no sé de lo que son capaces mis compañeros... Es posible que te hagan daño... O te maten...

Kageyama se acercó y lo abrazó. No quería permitir que algo así pasase, no a aquel chico. Le debía mucho, le debía más que la vida, pero sobre todo, quería estar con él y cuidarlo todo el tiempo que pudiese. Comenzó a formular teorías en su cabeza sobre lugares en los que podrían estar juntos, pero no tenía ni idea del mundo allí abajo y, basándose en la experiencia de estos días, no parecía que tuviesen muchas formas de sobrevivir estando solos. Una bofetada interrumpió sus pensamientos.

- No voy a dejarte solo porque mi vida esté en peligro. No quiero - Shouyou tenía una expresión decidida en su rostro - Dejarte es un sacrificio demasiado alto. Quiero estar contigo, y si tus compañeros deciden que eso no es posible y me matan, entonces habrá merecido la pena, porque hasta el último momento he hecho lo que quería.

Kageyama no entendía cómo unas pocas palabras podría llegar a afectarle tanto. Se sintió débil y descendió para sentarse en el suelo, obligando a Shouyou a hacer lo mismo.

- Pero... Eso no...

Trató de decir algo pero fue interrumpido. Shouyou se había inclinado hacia delante, posando sus labios en los de Kageyama. Después de unos instantes, se apartó para mirar la expresión en la cara de éste. Para su desilusión, en la cara de Kageyama solo había confusión.

- Qué... Qué me has hecho? - preguntó el dragón, ligeramente alterado - Qué fue eso? Magia humana!? Qué me has hecho!? - ahora estaba muy alterado.

Shouyou suspiró, irritado.

- Estúpido Kageyama... Eso fue un beso! - explicó y sus mejillas se sonrojaron levemente - Es lo que... Umm... Los humanos hacemos con la persona a la que... - no quería decir la palabra - Mm... Por la que... Sentimos afecto. Cuando dos humanos se quieren se dan besos! Es que no existe algo así en la comunidad de los dragones!?

Kageyama se quedó en silencio. Estaba aturdido.

- Tú... Sientes afecto por mí? Por qué? - no creía que aquello pudiese ocurrir de verdad.

- Maldita sea... Qué espero eres... Pues porque quiero estar contigo! Para siempre! Entiendes eso!?

Shouyo se levantó y se giró para evitar que el otro viese el intenso rojo de su cara. Se iba a alejar y entonces Kageyama lo agarró por el brazo, lo giró hacia él bruscamente y se acercó de golpe para darle uno de esos "besos", pero fue tan torpe que sus bocas chocaron y ambos se hicieron daño.

- Qué demonios... Eres tonto o qué!? - gritó Shouyou - Hay que hacerlo con delicadeza! Ah... - suspiró, se acercó al dragón, atrapó su cara con las manos y, de nuevo, unió sus labios con los del otro.

El momento se prolongó, y pasó de un inmóvil inicio a un pequeño y progresivo aumento de los movimientos de los labios de Shouyou. El beso se profundizó y Kageyama comenzó a responder. El chico aprendía rápido, para disfrute de Shouyou. Cuando se dieron cuenta estaban en el suelo, Shouyou sentado en el regazo de Kageyama, rodeado por sus brazos y su cola.

- Y esto, es un beso, idiota - Shouyou estaba genuinamente sonriendo.

- Um... Eso, no existe en la comunidad dragón... - dijo Kageyama, algo sofocado y sorprendido por los nuevos conocimientos. Una sonrisa apareció en sus labios.

- Ugh! Kageyama, no sonrías así! Tu cara da miedo! - dramatizó el pelirrojo.

- Idiota! Esta es mi cara, nací con ella! - apretó al otro con sus brazos como castigo por el comentario.

Después se abrazaron más estrechamente, si eso era posible.

- Entonces, Kageyama... Me dejarás permanecer a tu lado? - al pelirrojo le brillaban tanto los ojos que parecía que iban a arder en cualquier momento.

- Tobio... - se aclaró la garganta - Entonces, tú ahora puedes llamarme Tobio.

Shouyou se quedó en silencio e inclinó la cabeza.

- Pero tú nombre no es Kageyama? - preguntó.

- Kageyama es el nombre de mi familia, mi clan - explicó - Tobio es mi nombre como dragón, mi nombre propio, puesto por voluntad de mi madre y no por el origen de mi sangre.

- Entiendo. Tobio es el nombre, y Kageyama el apellido. Al igual que Shouyou es mi nombre e Hinata el mi apellido como hijo de mis padres. Por qué no me lo dijiste hasta ahora?

- Um... Para ti, es un honor que yo te entregue mi nombre dragón. Es un acto de lealtad absoluta. Significa que yo confío plenamente en tí y te confío mi vida. Te entrego mi nombre, así como te entrego mi yo. Lo hago porque quiero estar contigo hasta que muera, y aún después, porque quiero que seas mi compañero y pareja.

Shouyou no podía creer lo que acababa de escuchar. Es más, no podía creer la cara apenas inalterable de Kageyama al decirlo. Esa sinceridad y pureza lo empujaba a decir todo lo que pasase por su cabeza, a pesar de ser algo tremendamente vergonzoso, cómo eran aquellas palabras. Prácticamente aquello era una declaración de matrimonio, al menos en el mundo humano. Tomó un tiempo para tranquilizarse y recordar que, como seres diferentes que eran, las emociones les afectaban de diferente forma, sin embargo el significado era el mismo.

- Acepto tu nombre y te acepto a ti, Tobio - se aproximó para darle otro beso - Pero esto no es raro? Quiero decir... Me consta perfectamente que tu eres un macho, y yo también lo soy. Es eso raro entre los dragones? En mi sociedad es algo que no está permitido... E incluso es perseguido... - se entristeció.

- No es raro - afirmó Kageyama con seriedad - Nosotros mostramos afecto a aquellos que se lo ganan, a quienes queremos y queremos dárselo. Nuestro afecto no nace en base a nuestro género. Para nosotros, eso solo es importante para procrear, y en este caso, es la hembra la que decide y escoge al macho que crea idóneo para la supervivencia de la cría.

- Eso... Es sencillo... O complicado, no sé muy bien... En cualquier caso, me alegro de poder estar contigo Ka... Tobio - Shouyou se rió para sí - Hey, Tobio, quieres que prepare algo rico para comer?

Al dragón le brillaron los ojos al escuchar la idea, y ambos se dispusieron a preparar la mejor comida que los pocos ingredientes que llevaban consigo le permitían. Y allí, entre abrazos y caricias, disfrutaron del mejor momento de sus vidas.

Camino a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora