Parte 9

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Kageyama corría y corría. Cuando se detuvo se encontró en un lugar conocido. Era la playa donde se había encontrado por primera vez con Shouyou. El pecho le dolía, no podía respirar, pero no se debía al esfuerzo físico. Intentaba procesar los hechos ocurridos pero su cerebro se había desconectado, no funcionaba, y no podía pensar con claridad.

Caminó por la playa hasta el árbol bajo el cual habría muerto anteriormente si Shouyou no hubiese llegado a él como un ángel de la salvación. Se sentó en aquel suelo y luego se acostó, desfallecido.

- Wuuuhh... - se lamentó.

Kageyama no quería levantarse. No quería comer. No quería nada. Solo quería acurrucarse en ese lugar y recordar lo que acababa de perder, de nuevo. Él tenía un hogar y una familia, y gracias a su cabezonería lo perdió todo. Ahora había encontrado a un chico que se estaba convirtiendo en algo realmente importante en su vida, y lo había perdido también. Pensó que él no estaba hecho para estar con alguien, pensó que era mejor estar solo y autodestruirse sin dañar a otros.

Pasó la noche en aquel lugar. Salió el sol pero continuó sin moverse.

Unos pasos apurados se escucharon, y cuando Kageyama levantó ligeramente la cabeza para comprobar de qué se trataba ahora, vio a Shouyou salir de entre los árboles en la lejanía.

- KAGEYAMAAAA! KAGEYAAAMAAAA! - gritó el otro mientras se dirigía corriendo hacia el dragón.

Kageyama se levantó de un salto. No esperaba volver a ver al pelirrojo y se debatió entre echar a correr hacia él o salir en la otra dirección, pues sabía que Shouyou se había enfadado con él y era probable que volviese para matarlo. Cuando se dio cuenta era demasiado tarde para tomar una decisión pues Shouyou había llegado a él y dando un salto lo agarró por la cintura, cayendo ambos al suelo.

- Kageyama... Kageyama... - el chico estaba llorando - Lo siento, Kageyama...

El dragón estaba muy confundido, su cerebro todavía no funcionaba correctamente y no sabía qué debía hacer.

- Kageyama, yo te grité... Lo siento. Te dije cosas que no eran ciertas - apretó más el abrazo - Soy idiota... Exploté y me desahogué contigo cuando tu eres totalmente inocente... Soy realmente idiota...

Kageyama le devolvió el abrazo y lo recogió en su regazo. Ahora sentía que Shouyou no estaba enfadado, sino alterado y profundamente triste. Pensó en el momento en que lo vio gritando en el suelo ante la casa en llamas. "Aquella era la casa donde el chico y su familia estaban... podría ser que la mujer y la niña...", el terrible pensamiento le hizo estremecerse. Lo abrazó más fuerte y besó la cima de su cabeza mientras frotaba su espalda para tratar de tranquilizarlo.

Se quedaron así hasta que Shouyou estabilizó su respiración y sus temblores. Entonces, alzó la vista para ver a Kageyama a los ojos.

- Oye... Me perdonas? Puedes soportar tenerme a tu lado después de todo?

- Yo... - Kageyama buscó en el registro de palabras del nuevo lenguaje que estaba aprendiendo la mejor forma de expresarse - Yo cuidar. Ayudar a mi, entonces yo fiel a tú - pensó otra vez - Vivir gracias a tú.

Shouyou se quedó en silencio unos instantes y entonces se separó del otro un poco.

- Puedo estar contigo porque tú me debes la vida y debes protegerme?

- Tu ganar lealtad dragón y yo proteger siempre - confirmó el otro.

- Um... - Shouyou se entristeció - No tienes obligación de hacer eso conmigo... Yo quiero que tu estés conmigo porque quieres, no porque tu deber como dragón te obligue a ello - se entristeció más - Tú quieres...?

- Yo querer - respondió sin pensarlo y una sonrisa se abrió paso en sus labios.

Shouyou se estremeció.

- Ka-Kageyama, en qué estás pensando!? Tu cara da mucho miedo...

- Tú idiota! - estalló y agarró la cabeza pelirroja - Es mi cara! Idiota!

Shouyou soltó una sonora carcajada y volvió a abrazar el cuerpo del dragón. Estaba feliz y triste a la vez. No sabía qué hacer con sus emociones.

- Kageyama, quiero ir contigo. Quiero llevarte a casa con tu familia.

- Seguro? - preguntó preocupado - Peligroso.

- No me importa. Quiero estar contigo, ahora estoy totalmente solo... - susurró - No quiero volver al pueblo, no puedo... - apenas se le podía oír.

Kageyama notó que la cara de Shouyou se humedecía de nuevo y se acercó. Atrapó su cara suavemente, sacó su propia lengua y lamió las mejillas ajenas.

- Uw.. waaa! Q-qué!? - se sorprendió el otro - Qué estás haciendo!?

- Lágrimas. Limpio - respondió.

Kageyama continuó con el procedimiento con expresión neutra. Para él parecía algo natural, tanto como respirar, pero Shouyou estaba terriblemente avergonzado y su cara completamente roja lo demostraba.

- Bien? Shouyou tu caliente...

- Yo-yo-yo-yo... - no pudo responder pero a cambio se apartó para intentar recuperarse y se volvió para ver la cara neutra del otro - Qué diablos... Qué eres, un perro?

Kageyama inclinó la cabeza sin entender lo que le acababa de decir el otro.

Entonces, Shouyou se volvió a reír con fuerza y se disponía a permitir que Kageyama continuase cuando recordó el peligro que les acechaba. Agarró la muñeca de Kageyama y lo obligó a levantarse.

- Debemos irnos y alejarnos de aquí. Ladd sigue detrás de tí y ahora parece ser capaz de cualquier cosa...

Kageyama se encogió al escuchar el nombre de aquel sádico hombre y obedeció.

- Ayer, desde la cima... Observaste algo? - preguntó Shouyou.

- Um - señaló en dirección recta a su izquierda - Allí.

Ambos se apuraron para dejar el lugar y siguieron la dirección marcada por Kageyama, esperando que fuese la correcta.  

Camino a casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora