Manuel.Siempre me he considerado muy afortunado, tengo todo lo que un hombre desea, mujeres, dinero y autos. Vengo de una familia donde el dinero es lo que nos sobra, mi bisabuelo hizo su fortuna al crear e ingeniar motores y máquinas, su empresa fue fundada y gracias a él yo y mi familia hemos tenido la fortuna en nuestras manos, somos muy afortunados ya que mi abuelo Pablo tuvo la brillante idea de asociarse con un grupo japonés los cuales triplicaron su fortuna convirtiéndolo en el hombre más poderoso y rico en sus tiempos.
Como solo tuvieron un hijo toda su fortuna paso a manos de mi padre Roberto el cual supo invertirla y obtener más ganancias, siempre me decía que era el hombre más afortunado, yo pensé que se refería al dinero que heredó y supo duplicarlo por su cuenta, pero él siempre me decía que eso no era todo en la vida, la mayor suerte fue al encontrar una mujer hermosa y humilde. Mi madre también fue afortunada ya que sus padres, mis abuelos Tomás y Aby tuvieron su herencia al crear la mayor fábrica textil, se asociaron con asiáticos y lograron construir la empresa "Williams textil" fue ahí donde conoció a mi padre ya que según ellos fue amor a primera vista. Tuvieron cuatro hijos contándome a mí y hasta la fecha han sido el matrimonio más envidiado y famoso en varias partes del mundo, el dinero y la fama es lo que nos caracteriza.
Mi madre fundó una agencia de moda, donde diseña y contrata modelos de las cuales la mayoría han sido mis aventuras, no sólo mías sino también de mi primo Lucas, ambos somos los solteros más codiciosos y perseguidos por las mujeres.
Esta mañana me sentía muy molesto, después de haber despedido a mi décima secretaria mi padre estuvo muy furioso, no era mi culpa la mayoría de mis secretarias se me ofrecían como carnada pero cuando querían formalizar la relación las despedía, no entiendo por qué las mujeres creen que por pasar un momento divertido y un buen acoston piensan que un hombre se comprometerá con una chica fácil, además ellas eran mis empleadas ni siquiera estaban a mi nivel. Estaba entrando a mi piso cuando las puertas del ascensor privado se abrieron y ahí estaba como cada mañana la señora Victoria, la espía, siempre estaba al pendiente de todo, era la que llevaba el chisme a mi padre cada que mis secretarias pasaban tiempo en mi oficina o cuando las muy tontas no hacían su función, hasta donde tengo memoria llevaba mucho tiempo trabajando para mi padre, es muy conocida en la familia, pero eso no llamó mi atención, sino la joven que estaba a su lado, llevaba puesta una falda holgada, unas medias negras y zapatos de tacón pero de los antiguos, además de una blusa de cuello de tortuga blanca y un saco negro, era un horror, como si la hubiera vestido su abuela, y eso que mi abuela viste mucho mejor. Cuando mi nueva secretaria entró a mi oficina y dejó la taza de café pude verla mucho mejor y más de cerca, tenía un rostro hermoso, su cabello que estaba amarrado en una trenza ponía exhibida su cara, tenía una nariz muy perfilada, además de unos hermosos labios, sus ojos eran cafés claros que podían distinguirse como verdes a lo lejos, no se veía mal, solo estaba mal vestida. Después de preguntarle y dejar bien claro lo poco que me agradaba su presencia estaba claro que la pondría a prueba, no creo que resista tanta presión, lo que sí era admirable era el rico café que preparaba, pero de ahí en fuera tenía que hacerla sufrir.
Ese día llegue a casa cuando entré vi a mi nana quién estaba apurada con la cena.-¿Quién es la mujer más hermosa del planeta?
-Mi niño, ¿Cómo te fue?
-Bien, supongo.
-La cena ya casi está, ¿Vas a cenar o saldrás?
-No, esta vez sí cenare en casa, iré a cambiarme, avísame cuando la cena este lista nana.
-Claro que si.
Subí a mi piso, así es, tengo un piso especial para mí en la mansión de mis padres, de hecho cada uno de nosotros tiene uno a excepción de mi hermano Gustavo quien construyó su casa en la parte traerá de la casa, a causa de sus fiestas y ruido mis padres le construyeron su propia casa en uno de los patios traseros, así que en la planta baja está la cocina con el comedor, el comedor de fiestas, la sala, la biblioteca, el estudio de mi padre, el estudio de mi madre, el cuarto de juegos, dos baños, un cuarto donde están los recuerdos familiares y el cuarto que te lleva al sótano donde tenemos la colección más grande de vinos, por fuera están los cuartos de la servidumbre. En el primer piso están cuatro recámaras de visitas, el cuarto de mis abuelos maternos los cuales viven con nosotros y el cuarto de la nana cada cuarto tiene baño. En el segundo piso están mis padres, su cuarto el armario de ambos y una pequeña sala, en el tercer piso el de mis hermanas, el cual está dividido en dos ya que ambas tienen gustos distintos y por ultimo en el cuarto piso está el mío el cual compartía con mi hermano pero ahora es todo mío, tengo dos habitaciones una sala enorme y mi estudio, en el quinto piso está un mirador y una fogata enorme con sillones al rededor y una terraza de cristal para poder ver las estrellas. Estaba en mi piso cambiándome de ropa y su rostro no dejaba de darme vueltas en la cabeza, era la mujer más rara que había conocido, por lo regular toda chica a la cual contrataba o me veía se me ofrecía o causaba cierta emoción, en ellas podía notar cuando se ponían nerviosas y como se estremecían con una simple mirada mía, pero ella no demostraba esos efectos en su persona, era la primera vez que una mujer me miraba a los ojos y sostenía su mirada sin sonrojarse o suspirar, ella era distinta con un mal gusto al vestir pero distinta a todas y eso me enojaba más, ya que no tenía dominio sobre ella, estaba tan metido en mis pensamientos cuando escuché por el interfono a mi nana anunciando que la cena estaba lista, así que baje. Al llegar al comedor ahí estaban todos, mis padres, mis hermanos, mis abuelos y mi primo quien vivía con nosotros pero se quedaba en la casa de Gustavo.
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"Por favor no te vayas"
FanfictionUna historia entre Mayte Lascurain y Manuel Mijares. Es una adaptación, NO ES MÍA.