DIEZ

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Manuel.
Teníamos horas buscando a Mayte, cuando mis hermanas me dijeron que ya tenía rato que se había marchado rumbo a la cabaña me sentí morir, el club era grande pudo haberse perdido pero también por mi mente pasaban muchas ideas. Salí en busca de ella pero no la encontré, estaba a punto de reportarla para que la seguridad del club me ayudara en su búsqueda cuando mi hermana Elisa gritó diciendo que la había encontrado ya, tenía golpes y heridas en su cara y cuerpo, después de llamar al médico por fin nos quedamos a solas, quería preguntar dónde había estado pero al parecer lucía algo molesta, intente consentirla al dormir pero ella me lo impidió, no me quería preocupar pero a lo mejor ella me había visto a mi junto con Anna, pero no creo que fuera posible. 
Me encontraba dando vueltas en la cama, sabía que Anna estaría aquí, hace unos días me había llamado al parecer me extrañaba quién iba a imaginar que por largo tiempo era yo quien la buscaba a ella pero después de irse con ese maldito que decía llamarse mi amigo juré nunca más volver a amar a una mujer, pero a pesar del tiempo Anna terminó su compromiso y regresó a buscarme, claro que ahora era yo quien ponía condiciones y una de ellas era que jamás volvería a salir con ella para una relación, si quería estar conmigo solo sería por puro placer, así que tenemos ya dos años siendo amantes, solo el placer nos consumía ella siempre me pedía formalizar la relación pero aunque en ocasiones yo lo pensaba siempre había algo que me lo impedía. Tuve que decirle lo del falso matrimonio ya que una parte de mí no quería alejarse de ella, tenía algo que me hacía enloquecer, nos conocíamos tan bien, sabía mis secretos y en la cama era toda una fiera, sabía que tenía que apartarla de mi vida pero era como una droga para mi cuerpo, el día de la fiesta de mi abuela tuve que confesarle todo sobre la falsa boda y el contrato, pero entre más conocía a Mayte más me costaba poder entender cuáles eran mis sentimientos. Dejé  de visitar con frecuencia a Anna pero ella no era tonta, sabía que pasaba algo entre mi esposa y yo, tuve que fingir no sentir ningún sentimiento cuando hablé con ella esta tarde pero la verdad ni yo mismo sabía lo que sentía por mi esposa. 
Desperté esta mañana y Mayte no estaba, tampoco mis hermanas así que supuse que habían ido a desayunar al gran salón, tomé una ducha y me vestí con ropa cómoda, caminé en dirección al comedor al entrar me encontré con Elisa quien platicaba con unas amigas de la infancia. 

-Buen día hermana, señoritas, buen día
-Buen día- contestaron todas. Iba a preguntar por mi esposa cuando vi a una hermosa dama con un lindo vestido, estaba de espaldas y su figura se marcaba hermosamente, vi como muchos hombres la miraban y la desvestían con la mirada, estaba a punto de hacer lo mismo cuando giró un poco y dejo ver su perfil, era ella, lucia hermosa y peor aún estaba hablando con un tipo el cual no era nada agradable, a leguas se veía que él quería cortejarla y hacerle muchas cosas. En automático me dirigí en dirección a ellos, la tomé por el brazo y el tipo salir bullendo, era el colmo, como podía ser tan coqueta con cualquier tipo, pero que digo, sé que ella puede hacer de su vida lo que quiera pero no sé que me pasaba, los celos me consumían. Al caminar en dirección a nuestra mesa tuve que matar con la mirada a todos los tipos que descaradamente la vean con lujuria, esto no sería nada fácil.  Nos encontrábamos en la piscina la verdad todo este viaje me había causado mucha controversia por un lado estaba Anna quien llevaba un traje de baño tan provocador que era evidente la atracción que causaba ante todos los ahí presentes, intente que no platicara mucho con Mayte y al parecer ella junto con mis hermanas se apartaron un poco del grupo, vi cómo se fueron a los vestidores, tardaron un buen rato, vi salir a mis hermanas en sus trajes de baños reí ante el suspiro de Ricardo uno de mis mejores amigos el cual siempre ha estado enamorado de mi hermana Elisa pero ante una mala oportunidad mi hermana lo mando a la banca, pues al parecer el muy tonto quiso lucirse con ella pero no faltó que los vieran una de sus tantas aventuras y tras querer lucirse mi hermana lo descubrió y de ahí disfruta ignorarlo y verlo sufrir. 
Estábamos muy a gusto platicando cuando Josué hizo una cara de admiración, en automático me hizo una señal para que girara a ver de seguro a una chica, siempre solía hacer la misma señal cuando se trataba de una chica muy sexy, giré y lo que mis ojos veían no lo podían creer, era mi esposa, ella era mi esposa pero era la atracción, la vi caminar hacia nosotros y como se quitó su pareo mostrando su figura, no tenía la cintura de vista que Anna pero tenía unas caderas y un trasero acompañado de unas voluminosas piernas que causaban un infarto, sus pechos eran de tamaño natural no como los pechos operados de Anna, podía pasar toda la tarde viéndola y no encontraría comparación alguna. 

"Por favor no te vayas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora