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A las 10:00 ya estaba en el parqueo del hospital. Tal y como el día anterior mi carro era el único en estar estacionado. Para ser esa hora de la mañana el cielo estaba gris y había frío. El sol no resplandecía por ninguna parte como si se ocultase sin dejar rastro.
Sabía que si entraba no me iban a atender, me quedaría esperando hasta el anochecer. Preferí recorrer el lugar. Vi hacia la ventada donde había visto la silueta, pero estaba igual que las demás, vacía. Redondee el edificio buscando otra entrada donde pudiera ingresar a los archivos o al menos a algún conector que me llevase había allá.

-Pss...

Voltee a ver. Nada. Y de nuevo se escuchó.

-Pss...

Seguí caminado hacia alguna parte, supongo que era hacia el lugar de donde provenía ese ruido.
Me llevó a ver entre unos árboles.

-Oye, por aquí.

Logré ver a la niña del día de ayer. Me hablaba a través de una malla.

-¿Quien eres? Nunca nadie pasa por aquí. Nunca.

-Sophie...así me llamo.

-Soy Cat. ¿Quieres entrar? Sé por donde puedes sin ser descubierta.

Asentí.

-Ven por aquí.

Comenzó a caminar junto a la malla. Yo la seguí del otro lado de esta. Llegamos a un pequeño pedazo de malla levantado, perfectamente para la cavidad de una persona. Traté de pasar por ahí. Lo logré solo que corté un poco mi brazo al pasarlo.
Me di cuenta de algo cuando mi sangre comenzó a brotar de mi piel. Cat la veía con cierto deseo. Se dio cuenta que la observaba así que hizo una sonrisa ladeada para disimular, supongo.

Caminamos en una especie de bosque con senderos y bancas.

-Aquí...es donde nos sacan a caminar los cuidadores. A algunos. Se supone que hace que nos relacionemos con la naturaleza o algo así. No lo sé su método es...raro. ¿Quieres ver mi habitación?

-Si, claro.

Entramos caminando tranquilamente al hospital, nadie nos vio, espero.
Subimos muchas gradas, no había nadie en los pasillos, solo se escuchaba el resonar de nuestros pasos.

-Es esta.

Un cuarto blanco totalmente con un descrito río vacío, una cama de metal, una silla y un pequeño mueble viejo. La habitación tenía una excelente vista al estacionamiento. Me dirigí a ver si aun estaba mi auto ahí, y sí, así era. Pero había otro más. Ya lo había visto antes no sé donde pero lo reconocía de alguna parte.

-De...¿sabes de quién es ese carro?

-¿El gris? Claro...es de

-¿Cat? ¿Quien es ella?

Oh no, reconocía esa voz. Estaba de espaldas a la puerta, giré lentamente y me encontré con Annie.

-¿Sophie? ¿Que haces aquí?

-Yo...yo amm...necesitaba entrar.

-¿Para internarte o...?

-¡No! No claro que no. Sólo necesito cierta información.

-¿Información... Sobre qué?

-Eso es...personal.

-Si sabes que la información te la dan en recepción ¿no?.

-Si claro.- entorné los ojos.- de ser así ayer no habría estado todo el día sentada en la sal de espera.

-Sophie...Annie trabaja aquí puede ayudarte a encontrar lo que buscas, ella sabe donde están los archivos.

-¿Como sabes que...?

-Te escuché ayer.

Annie me miraba desafiante como si dijiese que me ayudaría si y sólo si con alguna condición.
Cat había escuchado todo lo que dije ayer y se lo dijo a Annie.

-Bien te guiaré hasta allá.

Annie estaba distinta, se mostraba tan segura de si misma, no era la chica que casi mato en la cocina de la fiesta aquella noche.

Cat nos acompañó a buscarlos, bajamos muchas gradas, mis pies comenzaban a arder y mi aliento se sentía insuficiente.
Pero finalmente llegamos a un sótano donde detrás de una puerta negra cerrada me esperaba una verdad por descubrir.
Annie y Cat me ayudaron a buscar a Salli Chamberline entre todos los papeles y gavetas.

-¡Lo encontré!

Abrí la carpeta y me llevó una gran sorpresa al saber que...

Continuará...

Teen IdleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora