1. Una mujer admirable.

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El despertador en la habitación donde Elizabeth se hospeda empieza a sonar. La chica abre los ojos con pesadez, el viaje desde Inglaterra fue agotador además de que el jetlag la tiene un tanto desorientada. Titubea un poco en levantarse, aunque pronto recuerda lo que le espera ese día y no tiene más opción que hacerlo. Ella debe prepararse para encontrarse con Tony Stark y Steve Rogers.

Elizabeth desea causar una buena impresión, pues después de tanto tiempo alejada de ese tipo de situaciones, se siente un poco insegura al respecto. Opta por algo más profesional, como una falda recta de color negro, unos tacones del mismo color y una blusa azul muy bonita. Trata de manejar su cabello y lo deja suelto, con un suave flequillo de lado, para luego proceder a maquillarse un poco.

La joven no tiene una hora definida para hacer aquella visita, no hay cita que la comprometa a asistir, aunque tampoco duda de que Nick Fury esté esperando verla llegar al lugar. Así que decide ir cerca del medio día, pues quiere terminar lo más pronto posible con lo que sea que tenga que arreglar.

Una vez que llega a la afamada Torre Vengadores, le sorprende no encontrar precisamente a alguien en la recepción, sino es una voz mecanizada quien se presenta ante ella con el nombre de JARVIS. Ella rápidamente se identifica, aunque no directamente como la agente que es, sin embargo, parece funcionar.

—Señor Stark, una señorita desea verlo —dice la voz robótica de JARVIS.

Bruce Banner, quien se encuentra con Tony en el laboratorio, levanta la mirada de su trabajo y observa a su colega, quien sonríe con autosuficiencia.

—Escucha eso, Banner, por algo me siguen llamando "playboy" —afirma el millonario aumentando su sonrisa.

El doctor Banner hace el ademán de decir algo, pero prefiere guardarse sus palabras y simplemente asiente, para luego devolver su entera atención hacia su trabajo.

Tony sale del laboratorio mientras va acomodando su ropa, además de que hace uso del primer espacio donde se refleje para verificar que se encuentre presentable. Usualmente no recibe a cualquier persona, a excepción de cuando al nombre le antecede el término "señorita", en ese caso, no duda ni un segundo.

El azabache camina con elegancia hacia la sala en donde JARVIS ha conducido a la visita. Una vez que ingresa, una joven de no más de 25 años se encuentra sentada en uno de los sillones, ella permanece con la mirada fija en uno de los grandes ventanales que ofrecen una sensacional vista de la ciudad, al menos hasta que Stark carraspea para obtener su atención.

—Tony Stark, genio, playboy, millonario y filántropo —se presenta y camina hacia ella, quien se ha levantado para saludarlo —, ¿y tú eres?

—Elizabeth Miller, es todo un placer conocerlo, señor Stark —dice con sinceridad mientras estrechan las manos.

—¡Vamos! Dime Tony, ¿puedo llamarte Eli o Liz? —pregunta con cierto tono coqueto.

—Prefiero Elizabeth —responde ella con amabilidad.

Tony se encoge de hombros como si le restara importancia. Pero antes de que pueda lanzar algún inteligente comentario, una de las puertas se abre y Steve Rogers entra a la sala totalmente hundido en sus pensamientos, sin embargo, cuando va a mitad de recorrido de la sala, se da cuenta de la presencia del resto de las personas.

Usualmente, cuando Steve ve a alguna mujer que le parezca atractiva, le dedica una mirada rápida e inmediatamente la aparta, tímido por hacer algún tipo de contacto y qué decir de acercarse, es un reto que no está dispuesto a tomar.

Pero esto es diferente, pues no puede apartar la vista de ella. Y no es precisamente porque esté deslumbrado, aunque tampoco puede negar que la chica le parece demasiado bella, sin embargo, hay algo en ella que le hace ver su rostro familiar, hay algunos pequeños rasgos que siente que ha visto en otra parte. Desconoce la cantidad de tiempo que se pasa observándola mientras su mente intenta ubicarla en su memoria, entonces lo hace, es una de las personas que asistieron al funeral de Peggy y si se esfuerza un poco más, puede asegurar que es la chica que fue al final a visitar la tumba.

HUMAN [Steve Rogers] | SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora