HUMAN [Steve Rogers] | SIN EDITAR

6. Un refugio

Steve despierta cuando los rayos del sol golpean directamente contra su rostro. Ya ha amanecido y ellos siguen en el aire. Se remueve un poco, pero de inmediato reconoce un peso extra contra su brazo derecho. Elizabeth se encuentra profundamente dormida y abraza su extremidad con fuerza, él no puede evitar sonreír enternecido.

—Elizabeth —la llama con voz suave —. Elizabeth, despierta.

Con su mano izquierda, remueve suavemente a la joven que se queja un poco antes de abrir los ojos con lentitud, una tanto confusa ante la incómoda posición y la persona quien la despierta. Recarga ahora su rostro contra el fuerte brazo del Capitán aún cubierto por su uniforme. Es entonces cuando los recuerdos llegan a ella de golpe y abre de forma apresurada los ojos, separándose de Steve.

—Lo lamento —susurra visiblemente apenada, con las mejillas teñidas de carmín y sin poder verlo directamente a los ojos.

—¿Dormiste bien? —cuestiona en voz baja el ojiazul en un intento de aligerar el ambiente, pues claramente nota la incomodidad en la joven.

—Sí, gracias —responde —, a pesar de todas las circunstancias, puedo decir que descansé bien.

—Puedo decir lo mismo —admite el rubio —. Pensé que sería una larga noche pero, fue todo lo contrario.

En realidad, Steve no había dormido tan bien desde que despertó del hielo, pero no iba a confesarlo en este momento y mucho menos en esta situación, así que simplemente opta por decir lo justo.

—Iré con Clint —le notifica antes de levantarse del asiento.

La joven camina con cuidado, haciendo una rápida visita al baño para asearse un poco y luego se dirige hacia el arquero que, al verla venir, sonríe con cierta burla.

—Entonces... ¿el brazo de Steve es un buen sitio para dormir? —cuestiona sin borrar su sonrisa.

—Ni una palabra de esto a nadie —advierte la joven con seriedad.

—No es necesario, todos en algún momento de la noche los vieron dormir así, por lo que no necesito correr la voz —responde, provocando un nuevo sonrojo en la joven —. Pero ahora ve a despertarlos, estamos a punto de aterrizar.

La joven asiente y empieza a cumplir su tarea, intentando despertar a cada Vengador de la forma más sutil y amable que puede, no desea alterarlos ante los problemas que ahora los aquejan.

Cada uno se prepara para el aterrizaje aseándose un poco, aunque las miradas confundidas de todos, a excepción de los agentes, se pierden en las inmensas áreas verdes que los rodean cuando se encuentran más cerca de la tierra. El verde pintando las planicies y los árboles se extiende hasta más allá del horizonte, brindándoles la calma que justo ahora necesitan.

Una vez que descienden y se alejan de la nave, distingue una bonita granja frente a ellos, además de una casa en el centro. Barton va al frente con Natasha a su lado, la pelirroja va apoyada contra él, pues aún percibe los remanentes del ataque de la sokoviana.