Cuatro.

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A veces, cuando estoy ahogada en mi soledad puedo regresar en mis pensamientos a aquella época de mi vida en la que jure nunca mas volver a vivir, siquiera a soñar; puedo recordarte a ti, Henry, a todo aquello que me enseñaste a sentir, incluso ahora mismo me pregunto si muy en el fondo en vez de huir de ti solo me acerque a él para regresar a ti. Aunque detente un segundo, míralo. Es tan diferente a ti incluso en la forma de ser feliz. Supongo que lo único en común que tienen soy yo y aquella cruel manía de brindar amor. Aunque en uno de los dos casos nunca sentí amor, lo siento por decirte esto pero tu solo eras una mala acción, un juego de niños que por ratos me alegraba el corazón, solo eras comas, puntos y puntos suspensivos por miedo a borrarle dos y que nos matara el final. Quizás de que me traicionara y tuviera miedo de dejarte marchar. Ahora que lo pienso estoy mucho mejor sin tu voz en mis madrugadas, sin tu llanto porque no tenias a nadie que te apoyara, siquiera que te escuchara. Yo siempre estuve pero con tu manía de siempre parpadear cuando estaba frente a ti me hacías desaparecer. Quise huir muy lejos de ti y de todo lo malo que tu amor le daba a mi vida pero me equivoque, estaba tan aterrada que quede atrapada en un nuevo infierno, que comencé a arder en todo su fuego. El único problema que radica ahora es que me enamore del infierno y no deseo huir de allí aunque eso me ayudara a sonreír. 

Ardiendo en el infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora