Ardiendo en el infierno.

Ocho.

Estoy aterrada, porque la idea de la soledad nunca me ha gustado. Porque aunque mi mejor amiga me repite una y otra vez que debo apoyarme en mi yo siempre deseo apoyarme en alguien mas, incluso aunque esa persona se haya marchado desde hace mucho. No recuerdo cuando fue la ultima vez que me hicieron el amor con amor, ya sabes. Donde yo no debía repasar en mi cabeza cuantos minutos faltaban para que terminara todo este teatro, para que pudiera darme la vuelta y besarlo con todo el amor del mundo. No es como que me sintiese obligada a hacerlo, a mi me encantaba la idea de compartir mas que besos con él. Lo que en el fondo me dolía era que mientras yo pensaba en amor él no pudiera dejar de fantasear conmigo en la cama con alguien mas. Y ese si que es un problema, incluso ahora es el único problema que existe. Porque era tan cobarde que nunca se atrevió a decirlo en voz alta. Que mientras en sus sueños era atormentado por mi silueta junto a alguien mas él prefería cerrar los ojos al besarme para no dejarme marchar. Quizás porque le daba miedo que aquello fuese a convertirse en realidad y que en cuanto él saliera de casa yo me fuese junto a alguien mas.