Niall se encontraba poniendo la mesa junto con Zayn ya que no faltaba demasiado para que sus amigos por fin llegaran a su casa.
- Será un poco incómodo tener a Harry y a Louis en la misma mesa de nuevo – dijo mientras ponía el último plato.
- No creo que sea así – aseguró Zayn procurando no decir nada acerca de la relación de sus amigos ya que quería cumplir los deseos de Louis.
- ¿Por qué estás tan seguro? – preguntó - te recuerdo que en casa de Liam no fue todo un éxito
Zayn sonrió y abrazó a su novio por la espalda sintiéndose completo como cada vez que se encontraba cerca de él.
- Bueno, te diré que ya hemos crecido y creo que se pueden comportar como la gente descentre estando cerca.
El rubio sonrió mientras se dejaba mimar por su novio, si había algo que amaba de él era que por fuera parecía alguien que no demostraba sus sentimientos pero al final era la persona más dulce cuando se trataba de él.
- Se morirán con la noticia – dijo divertido.
- Lo sé – respondió Zayn con una enorme sonrisa – ni siquiera se lo imaginan.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Ya se encontraba completamente listo, o al menos eso era lo que el espejo le decía. Se dio una última mirada en el espejo y no tuvo más dudas de aquello.
Se había pasado mucho tiempo sólo en despedirse de Harry, no sabía porque, pero al rizado le encantaba hacer demasiado largo ese momento, pero en esa ocasión habían olvidado completamente el ponerse de acuerdo en cómo ir a la cena, si cada quien por su lado o juntos, pero al final no quiso interrumpir al rizado sólo por eso, así que sacó sus propias conclusiones.
Empezó a buscar sus llaves por toda la casa, le sorprendía realmente esa habilidad que tenía de perderlas cuando de repente su frustración fue interrumpida por el sonido de su móvil el cual no dudó en contestar.
- ¿Sí? – preguntó pues ni siquiera se había tomado la molestia de ver el nombre en la pantalla antes de contestar la llamada.
- ¿Sucede algo? – preguntó la voz al otro lado de la línea.
- Si, no logro encontrar mis malditas llaves – contestó con un susurro de molestia genuina - ¿Quién habla? – preguntó ya irritado.
- Me viste hace pocas horas y ya no reconoces mi voz.
Se pateó mentalmente al caer en cuenta de quién era la persona con la que estaba hablando.
- Oh, Haz, lo siento – se disculpó cayendo en completa resignación.
- ¿Por qué no miras por la ventana?
- ¿En verdad tengo que hacerlo ahora? No encuentro mis llaves y sé que tardaré en hacerlo, lo más probable es que llegue tarde a la cena.
- Sólo hazlo aunque sea un segundo – suplicó.
Se sentó en el suelo y rodó los ojos.
- Bien, ¿Qué quieres que vea? – preguntó sin dejar de pasear su mirada por todo el lugar.
- Te lo diré hasta que salgas – replicó el de ojos verdes.
Sin más se puso de pie sin siquiera sorprenderse por la habilidad de Harry de leerle la mente. En realidad no le extrañaba ni un poco que el rizado hubiera sabido que no se había levantado.
