Tranks llevaba una temporada insoportable, sus dientes crecían y le dolían. Tenía la tendencia a morder todo cuanto podía y más. Y cabe decir que la boca de un saiyayin es muy especial, no intentaba morder, ¡aplastaba!
Bulmo no sabía ya cómo calmarla. La mayoría de cosas que le había dado para morder habían acabado destrozadas en unos minutos. Sus rabietas estaban siendo tan fuertes que hasta Vegita desapareció del mapa yéndose quién sabe dónde a entrenar. El peliazul no se podía creer que hasta hubiera desistido de entrenarla por esos días y eso también lo notaba Tranks, así que lloraba más fuerte porque la echaba de menos.
— Anda, Tranks... ya, cálmate... — dijo un cansado Bulmo.
Repentinamente, la niña paró y miró hacia la ventana. Aunque todavía no sabía sentir el ki con precisión, podía intuirlo y supo que su madre había regresado.
— ¡Mamá!
Luego señaló hacia fuera del cuarto y se revolvió en los brazos de Bulmo, quien la miró sorprendido y decidió dejarla en el suelo. La pequeña salió corriendo convencida hacia el pasillo. Bulmo debía admitir que había mejorado mucho y ya podía moverse mucho mejor que los niños de su edad. Decidió seguirla hasta la habitación que compartían Vegita y él, y ahí estaba, su guerrera, de pie y con Tranks enganchada a su pierna.
— [¿Qué haces, pequeña?]
— ¡Vegita, has vuelto!
Vegita la miró.
— Pues claro. — Luego miró a su hija. — ¿Qué hace?
— Te echaba de menos — sonrió Bulmo. — Te notó y vino a buscarte.
— ¿Me notó?
Vegita la miró de nuevo y aunque no mostrara nada, estaba orgullosa que su hija pudiera ya notarla.
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entre madre e hija
Fanficdragón Ball z girl: derechos a Akira Toriyama y en especial a Evinawer