Me encontraba sobre el escenario del Jam & Roller cantando una canción. Una canción que no iba dirigida a nadie, mi mirada no se centraba en un punto específico. Simplemente estaba cantando porque era lo que deseaba.
Termine de cantar la canción que tanto amaba. Mire a todos los presentes y sonreí. Baje del escenario y me fui a los camerinos. Al entrar encontré una fotografía que fue tomada en la clase, junto a una rosa roja.
Me senté y tome el obsequio. Lo quede viendo por un extenso lapso de tiempo. ¿Quien me podría estar enviando estos detalles?
Me encantaba el olor de las rosas, inconscientemente sonreí. Lo que si me quedaba claro que quien la enviaba estaba en el taller de fotografía.
Después de minutos me encontraba en una de las mesas del Roller, viendo a cada uno de los que estaban ahí. Unos estaban con sus citas, otros con amigos riendo mientras conversan, así como hay unos que sólo estaban con su mirada fija en el celular.
Saque mi cámara y enfoque hacia un extremo del escenario. Gastón se encontraba con una guitarra, y sólo él sabe por donde andaban sus pensamientos. Enfoque bien y tome la fotografía, la mire y era una perfecta.
Centre mi mirada en cada uno de sus gestos, nunca lo había visto de esa forma. De hecho eran muy pocas las veces que hablábamos pero cuando lo hacíamos nuestras charlas duraban horas. Teníamos muchas cosas en común, él también tenía un amor hacia la lectura y fotografía.
Él dirigió su mirada hacia donde me encontraba, sonrió al notar que lo estaba observando, le devolví la sonrisa y me concentre en mi cámara.
A los segundos ya se encontraba a mi lado, junto con la guitarra.
-Hola.- dijo sonriendo. Lo mire y sonreí. -¿Me puedo sentar?
-Si, así charlamos un poco.- dije quitando mis cosas de la otra silla para dejársela libre.
-¿Estabas tomando fotos?- pregunto una vez estaba sentado. Dejó su guitarra al pie de la mesa.
-Sólo fue una, y con esa es suficiente.- dije riendo. -¿Estabas componiendo?
-Me faltaba mi inspiración.- dijo sonriendo. -Bueno, sólo tengo la melodía.
-¿Te gusta una chica?- dije alzando una ceja y sonriendo.
-Si, el problema es que ella no se da cuenta de mis indirectas.- dijo mirándome a los ojos y por primera vez me sentí intimidada.
-¿La conozco?- dije alzando una ceja.
-Si, es una chica grandiosa y sumamente hermosa.- dijo mirando hacia donde estaba la rosa. -¿Algún admirador?- señaló la rosa y asentí sonriendo.
-Sólo se que va al taller de fotografía.
-¿No se te ocurre quien puede ser?- dijo alzando una ceja.
-No, ninguno a mostrado interés en mi, vos los has visto.
-Quizás está más cerca de lo que imaginas.
-Puede ser.- dije mirando detenidamente la rosa.
Estuvimos un largo rato charlando sobre libros o algunas técnicas para fotografía. Pero no podía sacarme de la cabeza al dueño de la rosa. Estaba por dormirme pensando en quien podría ser, quizás no he visto las señales que él me ha dado.
Una larga noche en la cual hasta en mis sueños estuvo mi "admirador", después de haber saludado a Luna me encontraba entrando al salón de fotografía. No había nadie, me dirigí a mi asiento y se encontraba otra fotografía que había sido tomada ayer mientras cantaba en el Roller y una rosa roja.
Sonreí y me di cuenta que en esta ocasión había una nota.
"Compartimos el mismo amor, sólo que vos no me miras de la misma manera. Date cuenta que estoy frente a tus ojos."
¿A que amor se refiere? El único que comparte muchas cosas conmigo es... no, no puede ser él. Muy pocas veces hablamos y ni siquiera se si es mi amigo.
Mire detenidamente la fotografía, momentos de la conversación que tuvimos con Gastón venían a mi mente, recordaba algunas palabras, algunas miradas y quizás, no me había querido dar cuenta que él siente algo por mi.
Ahora entiendo porque en las pocas veces que hablamos era muy atento y bueno conmigo.
Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que él me estaba hablando.
-¿Estás bien?- dijo Gastón sentándose a mi lado.
-Si.- dije reaccionando. -¿Me decías algo?
-Si. Te quería invitar a un helado, ¿aceptas?- pregunto mirandome a los ojos.
Asenti. -Al salir de clases.- dije sonriendo.
Las siguientes clases transcurrieron tranquilas, se habían pasado más rápido de lo normal. Me encontraba en la salida del Blake esperando a Gastón. Ya me había despedido de Luna, quien se fue hace unos minutos.
Gastón llegó y comenzamos a caminar hasta el parque, íbamos charlando sobre diferentes temas. Era la primera vez que salíamos y que parecíamos verdaderos amigos. Tenía la enorme curiosidad de preguntarle sobre las rosas y fotografías pero mejor iba a esperar estar en un mejor lugar.
Nos sentamos en unas sillas del parque comiendo helados, está era la oportunidad.
-Gastón.- dije mirándolo a los ojos. -¿Vos sos mi admirador?
-Te diste cuenta.- dijo sonriendo. Así confirmaba lo que no había aceptado. -Me gustas, Nina.
Lo mire y no podía creer lo que estaba escuchando. Escuchar sus palabras me hacían pensar tantas cosas, me sentía confundida. No me gustaba, no esperaba que hoy se me fuera a declarar, mucho menos que fuera Gastón.
-Siempre me has gustado y estaba esperando que sintieras lo mismo por mi.- dijo Gastón tomando mis manos.
-Nunca imagine que fueras vos el que me enviaba esos obsequios. Gracias, eran hermosos, cada fotografía representa un momento importante.- dije sonriendo.
-Es mi manera de demostrarte lo mucho que te amo. ¿Me darías una oportunidad?- dijo mirándome a los ojos.
No sabía que responder. Era algo que me tomaba por sorpresa. No lo miraba de la misma forma que él lo hacia.
-Gastón, no te puedo decir que estoy enamorada de vos porque sería mentira.- dije mirándolo a los ojos y en tono suave.
-Te seguiré demostrando lo que siento y vos llegaras a sentir lo mismo.
-Sos muy guapo y sobretodo bueno. No quiero llegar a lastimarte.
-No lo harás, al igual que yo nunca lo haría.
-Si.- dije sonriendo. Era mi oportunidad de descubrir lo que es el amor y que mejor al lado de Gastón. -Quiero descubrir algo nuevo a tu lado.
-No te arrepentirás.- dijo sonriendo ampliamente.
Se acercó lentamente hacia mi, hasta que nuestras respiraciones estaban chococando entre sí. Nuestras frentes se pegaron, él me miro intensamente y supe que había tomado una buena decisión. Me regaló una sonrisa para luego unir nuestros labios en un tierno beso.
-Te amo.- dijo entre medio del beso. También quiero llegar a amarte, pensé.
Se convirtió en un grandioso beso y el parque en nuestro lugar favorito, era el cómplice del inicio de nuestra relación. El cómplice de nuestro amor.
Amor que comenzó con una fotografía y una rosa. Los mejores detalles que recibí de su parte durante todos los años que llevamos juntos.
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Espero les haya gustado este capítulo Gastina, que me estában pidiendo desde hace días.Gracias por su apoyo.
Son l@s mejores Happinistas.