5. Falsa alarma

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Pvo Nami

Ya casi habían pasado los dos meses en los que Zoro iba a estar en Inglaterra. Durante estos casi dos meses he estado viviendo con los padres de Zoro, a petición suya. La madre de Zoro nos había dado un libro de nombres para elegir alguno o tener algunos en la cabeza. Con lápiz, marcaba con un asterisco los nombres que me llamaban la atención. Pero solo uno me había llegado a gustar de verdad. Ese nombre era Yuki.

-¿Te vienes de compras para el pequeño Zoro?-me sorprende Tashigui.

-¿No es un poco tarde?-digo mirando el reloj.

-Venga. He visto algo muy mono y quiero que lo veas tú a ver que te parece.

-Está bien. Vamos.-me levantó y nos dirigimos a la puerta.-¿Y en que tienda lo has...?-me paro.

¿Enfrente mío estaba...Zoro?

-Z-zoro.-él se acerca a mí y me besa.-Pensaba que volvías la semana que viene.

-Ha habido un cambio de planes. No creo que te disguste.

-¿Cómo me va a disgustar?

-¿Nos vamos a casa?-dice señalando las maletas que teníamos detrás nuestro.

-Sí.

-Gracias por cuidar de ella Tashigui.

-No es nada, tranquilo.

En la casa de Zoro y Nami

-¡Vaya! Cómo ha crecido.-dice Zoro asombrado al ver mi vientre.-Estás mucho más bella que antes.

-¿Tú crees?

-Claro que sí. ¿Por qué iba a mentirte?
-No lo sé. Desde que te enteraste, cuando estabas aquí, no lo hemos vuelto a hacer.

-Espera...¿se puede?

-Claro que se puede. Sino te habría parado cuando todavía no lo sabías.

-¿A qué estamos esperando?

Durante el camino Zoro se quitó la chaqueta y los zapatos mientras entre besos me llevaba al dormitorio.

-¿Es que ya te pierdes incluso en nuestra propia casa?-tiro de él y me acorrala contra la puerta del dormitorio.

-Dios. Ha pasado tanto tiempo.

-No has perdido práctica.

Antes de entrar a la habitación Zoro me sacó la blusa y me llevó a cuestas hasta la cama. Allí me dejó suavemente para después colocarse encima mío y volver a besarme apasionadamente.

Lentamente Zoro bajó los besos hasta mi estómago al descubierto, en el que fue dejando una serie de pequeños besos. Al llegar a la parte más abultada, tanto Zoro como yo, sentimos una pequeña patada. ¿Se ha movido?

-¡Se ha movido! Hey pequeño. Soy tu papá.-sonríe. Vuelve a dar una patada.

-Le gusta que le hables.

-Pero yo ahora quiero pasar tiempo contigo y no con él.-acaricia mi abultado vientre con una mano mientras yo le quito la camisa y los pantalones dejándolo en calzoncillos. A su vez, Zoro me quitó los pantalones quedando a la par a la vez que besaba cada centímetro de piel que iba descubriendo.

-Alguien está celoso de que no le presten atención.-señalo el lugar donde estaba nuestro hijo.

-Ahora no pienso compartirte con nadie. Ni siquiera con nuestro hijo. O hija.

Our life togetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora