Capitulo 8. Que desperdicio de hombre.

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Me desperté desorientada, y más me desorienté cuando descubrí en donde me encontraba... Intenté levantarme de un salto pero algo me lo impidió, más bien alguien que algo...

- ¿A donde crees que vas? - dijo Max haciendo que me girara a mirarle...

Esperé encontrarme con la cara de “Oh nena, ha sido maravilloso vamos a repetir de por vida” y por eso me giré lentamente...

Pero no, Max seguía siendo Max... ¿No?

Debió observar la preocupación en mi, porque antes de que pudiese abrir la boca yo (sinceramente no se que iba a decir... oh... si, mi discurso sobre el sexo de una noche “Ha estado muy bien, ha sido genial... ahora tu pa tu casa y yo pa la mía”.

- Esto no cambia nada, Carol... ha sido genial, pero no estamos echos para algo que dure... y menos juntos..

Solté de golpe todo el aire retenido...

- ¿Pensabas que iba a ir en serio?- me dijo incorporándose del sofá.

- No se... simplemente creo que ni pensé....

- Estoy dudando si me gusta más la pensativa mujer de ayer que sus pensamientos la llevaron a yacer conmigo en el sofá o esta que no piensa...- me quedé mirando sin saber a que se refería con todo eso...

Estaba sentada en el sofá con las piernas para fuera, y levantó su mano para delimitar mi espalda con su dedo... Llevé mi cabeza hacia delante en un acto reflejo, haciendo que Max tuviese plena hegemonía sobre mi cuerpo..

No se en que momento se levantó y se sentó de nuevo con las piernas a ambos lados de las mías, sentí su excitación en mi espalda y me excité yo. Besó mi cuello, mientas ambas manos recorrían mis senos... Estuvimos así un rato hasta que mi cuerpo cedió completamente a la voluntad del suyo y me dejé llevar hacia atrás..

Me quedé tumbada de espaldas a él, que hizo con su mano que me girara para besarme, mientras que la otra recorría mi cuerpo entero sin barreras....

Gemí por el contacto de sus dedos sobre mi clítoris... y sentí a su miembro endurecerse más...

La mano aventurera dejó sus experiencias en la parte más sensible de mi sexualidad, para ir hacia mi pierna... La acarició y alzó sorprendiéndome gratamente cuando, después de mi apabullamiento inicial sentí su miembro queriendo entrar en mi..

Me moví para facilitarle la entrada y de una sola estocada estaba dentro, grité de la impresión y del placer que surgió de ese movimiento.

La mano que permanecía en mi pecho pellizcó mi pezón y luego lo acarició.. repitiendo una y otra vez la misma sinfonía.

Llevó mi cabeza hacia atrás para besarme a la vez que sus embestidas eran más rudas...

Tomé mi pierna con mi propia mano y él lo entendió como que debía hacer algo más con la mano ahora liberada..

Lo volví a besar y entonces descubrí la nueva tarea asignada a su mano... sus dedos estimulaban mi clítoris entre lo excitante a nivel doloroso...

Sapos VS PríncipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora